¿Por qué sabemos tan pocas matemáticas? ¿Cuál es el coste social e individual de esta ignorancia? Para que entendamos mejor sus argumentos sobre los grandes números y las probabilidades, el autor recurre a divertidas y cotidianas anécdotas ilustrativas. Comprendemos entonces sin esfuerzo por qué nos empeñamos en jugar a la lotería o en acudir a astrólogos y adivinos, por qué no sabemos cuadrar una cuenta bancaria o no percibimos la diferencia entre millones y billones en los presupuestos del Estado. Un libro que nos descubre las ventajas de llevar una existencia algo menos anumérica.