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Donde 5 euros salvan la vida

Sanitarios del Hospital Povisa de Vigo viajan a Senegal para formar a médicos locales

Los enfermeros de Povisa Alberto González, Nazaret Alfaya y Elena Suárez con el pequeño Moth y su familia.

Moth tiene tres años y llegó al hospital de campaña del grupo de sanitarios vigueses en la localidad senegalesa de Nguer Mandakh en brazos de su madre. Respiraba claramente mal. "No necesitabas coger el fonendo para saber que era una neumonía porque se escuchaba perfectamente su ruido respiratorio", explica la enfermera viguesa Nazaret Alfaya. En la región de Kaffrine, en la parte central del país africano, no cuentan con las infraestructuras sanitarias adecuadas y tienen que desplazarse casi dos horas para acceder a un hospital.

"Nos lo trajeron con una saturación de oxígeno, que es la cantidad de oxígeno que tiene en sangre, que llegaba al 90 o 89, muy bajito para un niño. Los niños suelen saturar al 100%", cuenta. Con 39 de fiebre, postrado y poco reactivo, los sanitarios gallegos propusieron de inmediato que lo trasladasen al hospital con urgencia. "Lo curioso fue que la familia no quería que lo trasladasen porque costaba dinero (algo menos de cinco euros). A nosotros nos chocaba porque por cinco euros un niño no se puede morir. La realidad, en pleno siglo XXI, no puede ser así.Así que nos ofrecimos a costear los gastos del traslado y de la hospitalización, pero aún así se negaron a que lo llevasen al hospital, querían que lo atendiésemos nosotros en nuestro hospital de campaña", añade Alfaya.

Antes de salir de Vigo a Senegal hicieron un estudio de campo y de cuáles son las enfermedades más frecuentes en el país africano para llevar los fármacos adecuados. Sin embargo, en ningún momento pensaron que tendrían que atender a un niño con una neumonía de ese calibre. "Llevábamos antibióticos por vía oral, pero aquí se le da amoxicilina a un niño con un proceso más leve que el que teníamos delante", apunta la enfermera.

Pero en Senegal la resistencia a los antibióticos que preocupa a occidente no existe. Simplemente porque allí no tienen ni amoxicilina. "Lo llevamos a donde dormíamos nosotros, le pusimos un nebulizador y lo monitorizamos con el pulsiosímetro. Con tres dosis de antibiótico oral, en veinticuatro horas, estaba nuevo", celebra Alfaya. De este modo, Moth acabó rebautizado como Moth Tubab tras su recuperación, que significa "Moth de los blancos" en su lengua.

Nazaret Alfaya formó parte de la brigada que la ONG Health for África, fundada por la enfermera viguesa María Lago, envió por primera vez a esta zona rural de Senegal con la intención de formar al personal sanitario local y llevarles el material médico y los fármacos que recopilaron gracias a múltiples donaciones de centros en España. Del hospital vigués de Povisa fueron un residente de Medicina Interna y cuatro enfermeros: de hospitalización, UCI y quirófano. "Los cinco queremos repetir", destaca Alfaya.

Este invierno tienen preparada una estancia de siete días en la zona del Alto Atlas en Marruecos y en septiembre esperan regresar a Senegal para hacer un estudio del uso del material enviado y de cómo atienden a la gente en los puestos sanitarios que se reparten por el rural. A su vez, la ONG está organizando visitas a Kenia y Tanzania.

"Me impactó muchísimo la capacidad que tienen de sonreír, a pesar de que no tienen casi de nada, y su cordialidad", asegura Nazaret, que participaba por primera vez en una misión como esta. "Nos sorprendieron un montón las quemaduras en niños", afirma la viguesa.

Según el relato de Alfaya, allí las madres llevan a los pequeños a la espalda, sujetos con una tela que se atan al cuerpo, pero como cocinan prácticamente en cuclillas se les caen con frecuencia. "Ellas se agachan doblando el tórax totalmente y se les caen. Vimos a niños con quemaduras que aquí estarían en una UCI pediátrica, pero que lloraban más por vernos a nosotros (nunca habían visto a un blanco) que por el dolor de la quemadura en sí", señala para añadir que "por lo menos allí funcionan los analgésicos que aquí ya casi no hacen efecto a los pacientes".

Los cinco sanitarios de Vigo eran neófitos y volvieron "muy tocados". A nivel personal, también. "Pasamos mucho calor, comíamos menos y trabajamos muchísimo... en un día hicimos 500 intervenciones. Perdí nueve kilos en quince días", resume la enfermera.

"Que no se entienda mal, pero a la vuelta sentía como que aquí teníamos demasiadas cosas. Allí aprendes lo que es trabajar con la intuición. En Vigo sé que tengo los medios para hacer frente a cualquier situación. Tengo un quirófano al lado, no a dos horas. Estoy como más serena, mis compañeras me dijeron que volví como muy 'zen'. Lo que pasa es que tengo la garantía de estar trabajando en un hospital", destaca Alfaya.

Health for África lleva menos de un año en funcionamiento. "Es una organización sin ánimo de lucro que trabaja en la cooperación al desarrollo sanitario del continente africano, comprendemos las limitaciones de los sistemas de salud pública en todo el continente, por esta razón fomentamos la formación sanitaria como herramienta para mejorar su calidad de vida, estimulando y tomando acción en la creación de proyectos arraigados y auto-sostenibles", explican en su web. A Senegal, además de la ayuda médica, llevaron ropa y juguetes.

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