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NOTICIAS DEL SUBMUNDO

El comentario al comentario

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El columnismo es ese mundo, ese submundo, ese hábitat extraño en el que plumas, plumillas, plumazas y plumones convivimos como buenamente podemos. (No lean mal: columnismo viene de columna. Si han leído comunismo, revisen la lectura: comunismo viene de común. Y tampoco lean mal plumones: dijimos plumones, no pulmones. Lo decimos porque, en esta redacción del Submundo, la dislexia al leer está a la orden del día y tenemos que revisar todo con lupa, así que ya sabemos lo que hay.) Pues el columnismo, decíamos, es ese vicio que se alimenta de los vicios de los otros, de lo que los demás opinan, algo que no es más que comentarios a los comentarios. Lo reconocemos abiertamente: durante muchos años estas Noticias del Submundo no emprendían su andadura semanal sin leer lo último que hubiera escrito el maestro Moncho Alpuente. Si después procedíamos al atraco a mano armada, lo decíamos con todo el orgullo y sin pudor, que una cosa es robar y otra ser desagradecido. El caso es que cuando Moncho murió, hace ya la friolera de dos años, nos quedamos huérfanos: estos pobres parásitos del Submundo no tenían ningún anfitrión biológico del que alimentarse. ¿Qué hicimos pues? Lo único que pudimos: con la leve tristeza de la desgana, con la carga de la reflexión sobre la vida y la muerte, leímos columnas de otros. Encontramos cosas muy buenas, sí señor; cosas que eran ricas en hidratos de carbono, vitaminas y proteínas para seguir adelante informando sobre el Submundo. (Aunque todo hay que decirlo: Moncho era una garantía de salubridad infalible. Que lo sepan ustedes.)

El ecosistema del columnita -que no es "columna pequeña", sino el habitante del Planeta Columna-es diverso. Algunos viven muertos de frío en el Columnártico, el polo norte del planeta; otros en el Columnático, que tanto es el que vive en un ático como el lunático; y los de más allá en el Columtrópico, donde hace un calor de mil demonios. Gracias a esta sociedad de la comunicación, tan prolija como un vertedero, podemos saber qué escriben nuestr@s congéneres para así no repetir argumentos aunque se los hayamos mangado con todo el descaro. Con esto queremos decir que no somos rectores de la universidad Juan Carlos I, vaya, sino más bien unos chupópteros de cuidado y con clase, que de eso vivimos. (A lo mejor estamos desvelando trucos que en el mundo de la magia se castigarían con el aserramiento real del culpable metido en una caja. No, ¡qué tontería! A nadie se le ocurriría tan cruel castigo?)

Y no se vayan a creer que sólo los columnistas, columnitas o columnáticos son los que opinan. También los titularistas, titularitas o titularáticos emprenden esa labor. Sin desperdicio el titular del Diario de Navarra: "Manel Navarro no defrauda y hace el ridículo en Eurovisión". ¿Deberíamos haber comentado este comentario? No comment, como dicen los guiris.

@JulianSiniestro

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