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NOTICIAS DEL SUBMUNDO

Ronald y Donald McDonald

Ronald y Donald McDonald

No puede ser una casualidad. En el mismo año que ganan sus respectivas pantomimas Donald Trump y Mariano Rajoy, van y mueren Emma y Leonard Cohen. Si añadimos a esto la amenaza de los payasos asesinos, la conclusión sólo puede ser una: como dice el Hematocrítico del Arte, vamos a morir todos.

No, un momento, mantengamos la calma. Aunque todo parezca indicar lo contrario, el Apocalipsis Zombie aún no ha llegado. ¿O sí? Tuvimos a Ronald (Reagan) antes que a Donald (Trump). Al principio de aquellos felices años ochenta de las narices, la Guerra Fría era un conflicto sin solución. Ronald, cowboy de tercera fila, decidió jugar de farol y apostó duro por la Guerra de las Galaxias, el mayor proyecto militar de la Historia. Era todo mentira, claro, pero la Unión Soviética picó y se autodisolvió torpemente y sin elegancia. Ni comparación con las dos caídas del Imperio Romano, la del de Occidente y la del de Oriente: al fin y al cabo, medió un milenio entre ambas y eso da mucho caché y glamour.

Decía Robert Musil que "como es sabido, el comportamiento vanidoso no se evita porque pueda ser estúpido, sino sobre todo porque perturba el decoro". Pura ingenuidad: en estos nuestros estúpidos días el comportamiento vanidoso no sólo no se evita, sino que se persigue con ahínco. La perturbación del decoro se da por descontada. Ahora somos más de "decoro" (primera persona del presente de indicativo del verbo "decorar"), que del decoro ("honor, respeto, circunspección, gravedad, pureza, honestidad, recato, honra, pundonor, estimación" y no sé cuántas cosas más según la RAE). ¡Ay, si Guy Debord levantara la cabeza! Su Sociedad del Espectáculo es, en comparación, una pobre función de fin de curso.

¿Y qué decir del comportamiento vanidoso? Hágase selfies en Auschwitz, grite barbaridades en cualquier medio, póngase los testículos de un ciervo sobre la cabeza tras una cacería, exprese cualquier sandez que se le ocurra: invariablemente los índices de audiencia se dispararán. Y como lo único que necesitamos es audiencia (dejemos prudentemente la prudencia a un lado), ya nada en el mundo nos podrá detener. Este es nuestro pensamiento, el único disponible online, el que muy bien define Ricardo Aguilera en su más que recomendable Diccionario de los Demonios: "PENSAMIENTO ÚNICO: Acefalia. No se meta usted en política, vea la televisión, preferentemente el fútbol". Digámoslo ya de una vez: Hillary Clinton no estaba a la altura de los tiempos. Eso sí: su militarismo, como el de toda esta gente, ya venía de serie.

Asumámoslo: los payasos asesinos llevan mucho tiempo entre/sobre nosotros. Ahora simplemente se han quitado el maquillaje que les hacía parecer "normales" y vemos sus caras tal y como son, con sonrisas exageradas, caras blancas, dientes puntiagudos y pelambrera delirante.

Bienvenidos, Ronald y Donald. Hasta siempre, Emma y Leonard.

@JulianSiniestro

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