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Memorias

"En Galicia me impactaron el canto de taberna y las bandas de música"

Vivió de niño la ocupación alemana y soviética de su pueblo, estudió y enseñó en selectivos conservatorios de Lituania y moscú y trabaja en Galicia en dirección coral

Tercero por la izquierda, durante una expedición de montaña a Tian-Xanz, cerca de China, en 1969. // Archivo familiar

>> Forma parte de esa corriente de músicos bálticos que vinieron a enriquecer el paisaje gallego de la enseñanza.Nacido en Lituania hace casi 80 años, a Rimas Zdanavicius le tocó de niño vivir bajo los aviones y las botas de alemanes y soviéticos, y de mayor la independencia de su país de la órbita de Moscú. Dejó en 1994 su cómoda posición como profesor en la acreditada escuela de Bellas Artes de Vilnius ante la llamada del conservatorio privado Mayeusis,en Vigo, para cambiar de aires, conocer mundos musicales totalmente diferentes en ritmo, color y síncopas como los españoles. Allá dejó la memoria de sus estudios en Kaunas, Vilnius, Leningrado... su etapa laboral en Klaipeda especializado en dirección coral, sus conciertos por diversos países al mando de unos u otros coros.Todo ese bagaje lo trajo a Galicia, incluido el deportivo, su inmensa afición a la montaña, al esquí, a la vela... que es en realidad un deseo irrefrenable de vivir la naturaleza. En Vigo dirigió el coro Mayeusis, el universitario y ahora el Apóstol Santiago. Así cuenta su vida.

>> "Mi más vieja memoria se remonta a mis tres años, y es de aviones rusos primero y de alemanes a los pocos meses sobrevolando mi pueblo. Al fondo, el ruido de los cañones del frente de batalla. Yo nací en 1937 y esas escenas que tengo grabadas son de 1940, cuando las tropas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ocuparon el país y se anexionaron Lituania en agosto de ese año, convirtiéndose en la República Socialista Soviética de Lituania. Poco después y hasta 1944 la Alemania nazi expulsó al Ejército Rojo, por lo que una parte de la sociedad lituana percibió a los alemanes como sus liberadores frente al imperialismo bolchevique. Estábamos ya en la II Guerra Mundial y yo fui un pequeño testigo de estos momentos por lo que tocó a mi pueblo. Mis padres tuvieron que escapar porque vivíamos en un lugar peligroso por su cercanía al frente de batalla. Alquilaron un carro de dos caballos y con los bienes que pudieron meter en el mismo cruzaron Lituania de Este a Noroeste huyendo a casa de los abuelos, un viaje de al menos una semana llevándome a mí con ellos. Tengo también grabada en mi mente una parada en el bosque en la que mi padre desapareció unos instantes y me puse histérico creyendo que nos dejaba".

>> "Mi padre era profesor y director de colegios de Primaria, un erudito que hablaba varios idiomas, y mi madre ama de casa. En la Lituania anterior a la II Guerra Mundial eso suponía una vida desahogada, que perdimos llegada la gran guerra, aunque el conocer idiomas le sirvió mucho a mi progenitor, tanto entre los soviéticos que nos ocuparon primero como entre los alemanes que nos invadieron después, antes de que nos volvieran a anexionar los soviéticos en 1944. Tanto podía recitar de memoria los versos de los rusos Puskin o Mijail Lérmontof como de los alemanes Scheller o Heine. Pero para los lituanos la adhesión forzada a la Rusia de Stalin fue más dura porque enseguida empezaron las deportaciones a Siberia, tanto de campesinos como de gente de la cultura o la educación, pero no tanto como para los judíos lituanos, que sufrieron un daño terrible con los alemanes. Sé que acabada la guerra hubo un colectivo judío que expresó su agradecimiento a mi padre, aunque no sé por qué".

>> "Muchos años después, en 1990, cuando nos independizamos definitivamente de Moscú, paseé con mi hijo por la Plaza Lenin de Vilna, viendo cómo salía humo por las ventanas del palacio que ocupaba la KGB, que quemaba todos los papeles. Cientos de miles de lituanos nos reunimos ante el Parlamento para defender esa independencia, yo con el Coro Universitario.Y es que nosotros hicimos lo que quedó para la historia como la Revolución Cantada,como forma de resistencia. Sin un solo disparo, decenas de miles de personas cantando, evitando la agresividad para no darles un motivo a las tropas soviéticas".

>> "Mi amor por la música tiene antecedentes por parte de mi padre, ya que tanto él como tres hermanos tenían dotes operísticas. Todo lo contrario de mi madre, que no cantaba nada. Yo estudié cuatro años de dirección coral en el Conservatorio de Kaunas, nuestra capital del baloncesto, luego cinco años en el Conservatorio Superior de Vilnius y dos inviernos de perfeccionamiento en el de Leningrado con gente como Valery Gergiev, director actual del Teatro Mariinsky de San Petesburgo. La música coral tiene sus capitales mundiales en los países bálticos porque llevamos la melodía en la sangre, somos más cantantes que bailarines, y con los rusos, especialmente los de Leningrado, gente fina, sensible ante la música, coincidimos mucho en esos aspectos. No por ello dejo de decir que hoy volvemos a tener un vecino agresivo con tendencia a recuperar el antiguo imperio ruso. Ese es el problema y por eso para Lituania entrar en Europa fue la única salvación. Y se recuperó de modo increíble".

>> "Empecé a trabajar en 1963, en Klaipeda, una ciudad portuaria en la que estuve seis años y monté y dirigí una escolanía coral. Alumno mío fue el actual alcalde siendo él niño. Después me fui a Vilnius, cuya Escuela de Bellas Artes tiene un ciclo de aprendizaje de once años, donde estuve dando clases 21 años y dirigí su coro. Y el resto en Galicia, a donde llegué en 1994 por una propuesta del Conservatorio Mayeusis. Como director de coros recorrí mucho mundo: Alemania, Noruega, Dinamarca, Rusia... las actuaciones más importantes en Leningrado y Moscú. Con el Coro Universitario de Vigo,que dirigí 12 años, recorrí España, igual que visitamos muchas ciudades como director de los coros infantil y juvenil de Mayeusis o el Coro Apóstol Santiago, con el que, por cierto, hicimos un viaje a Canadá inolvidable. Para los que venimos de fuera es fascinante y parece inabarcable la belleza de las culturas ibéricas en su expresión coral. Es un mundo exótico con ritmos, colores y temperamentos distintos de los de los países bálticos. Lo ibérico está basado en el temperamento, en la rapidez, está lleno de ritmo y síncopa musical. Nosotros los bálticos somos países de melodía más horizontal".

>> "No encuentro muchas diferencias entre la formación musical en Lituania y en España, creo que en ambos países es insuficiente la que se da en los estudios básicos, que faltan profesores y se dan pocas horas. Lituania destaca por sus escolanías pero Galicia, por ejemplo, tiene sus bandas de música populares. Para los jóvenes es importantísima la música, más que aprender matemáticas para esa gran mayoría que no va a ejercitarlas nunca. ¿Por qué? Porque forja la personalidad, es una escuela de tolerancia, de autodisciplina.Los coros, por ejemplo, son un fenómeno social, sean infantiles, adultos o de tercera edad. Es un refugio para las almas sensibles, frágiles... pero también para los que tienen mucha fuerza interior. Todos están juntos buscando lo ideal que, por propia definición, es imposible alcanzar. Y promueven la responsabilidad colectiva. El alcalde actual de Klaipeda escribió hace poco que en sus coros de la infancia aprendió a controlar las emociones, lo que le había servido luego mucho en la política. La música busca el unísono espiritual, la colaboración con el otro, y por eso contribuye a conformar actitudes ante la vida".

>> "Durante toda mi vida la música fue paralela a mi necesidad de contacto con la naturaleza. La nieve es esencia de mi infancia y en mis escaladas fui experto en rocas y nieve, nunca me gustó el hielo. Hice unos 20 años de alpinismo puro y duro, siempre con el mismo equipo,cuatro músicos. Desde las montañas del Cáucaso a los Alpes; el Mont Blanc, por ejemplo, hace solo diez años. Desde mi infancia hice también esquí alpino y más tarde vela, participando en regatas en la URSS. ¡Cuánto ha cambiado la escalada desde que empecé en 1957, a los 19 años, en ese monte del Cáucaso que llaman Bella Durmiente! Esos años llevábamos como equipaje cuerdas de cáñamo, no había sintéticas aún y eran durísimas, no flexibles como ahora. Los sacos de dormir eran de algodón y cuando se mojaban te humedecías dentro de ellos. Todos los utensilios metálicos como mosquetones eran de hierro. En fin..."

>> "Al llegar a Galicia fue sorpresa para mí ver que podía esquiar así que traje mi equipaje de Lituania y los domingos me levantaba a las 7 de la mañana para pasar por Ourense, el Alto de Rodicio, Castro Caldelas, tomar un café en Puebla de Trives y a las 11 estar ya en Cabeza de Manzaneda, divisando las montañas del Xerés,Peña Trevinca, Courel, Ancares... ¡Un lujo! En cuanto a la vela, trabajar en ciudades portuarias hace imposible resistirse al mar a quien tanto ama la naturaleza como yo. Y esa afición la mantuve a mi llegada a Vigo. En mis últimas navegaciones está una regata Vigo-Marín con ese maestro que es Paco Cominges".

>> "Dejé Lituania en 1994 aceptando una propuesta del conservatorio privado Mayeusis de Vigo. Cogí el avión Vilnius-París, y de allí un autobús con el que recorrí Francia de noche, desperté en el País Vasco y disfruté después del paisaje de la meseta. Al llegar a Galicia había bastante nieve en la zona de A Gudiña, entramos con calor en Ourense y al entrar en Vigo tuve el fuerte impacto de la ría que aparece allá al fondo a tus pies, silueteada por las Cíes. Los alumnos de Mayeusis fueron mis primeros profesores de castellano, porque tenía solo dos semanas para aprenderlo. En el bar Chinto, un humilde bar junto a la escuela, conocí a los primeros paisanos gallegos cantando alrededor de una "cunca" de vino al mediodía o a la atardecida. Ya sé que ha disminuido mucho pero en Vigo aún queda una tradición que en Europa Occidental se ha perdido, que es el canto de taberna. Todo fue impactante para mí".

>> "Mi primera aventura profesional en Vigo como director del Conservatorio Mayeusis fue una propuesta del entonces director del centro, Felipe Estévez, de acuerdo con el Ayuntamiento: organizar un coro con alumnos de todos los colegios de Vigo, por los que pasé para hacer la selección con traductor. Fue el proyecto" Vigo canta", para el que reunimos a las mejores voces infantiles. La verdad es que los niños me entendieron mejor que los adultos. Llegaron a cantar unos 500 juntos, una experiencia fantástica que se repitió unos años pero por razones que desconozco, ajenas a los resultados, se abandonó. El caso es que fue rápida mi integración en este nuevo mundo que para mí es Galicia, y me ayudaron mucho los padres de mis alumnos jóvenes o alumnos mayores a conocer las costumbres, tradiciones y naturaleza de este país. Viví, por ejemplo, una noche inolvidable en víspera de Corpus en Gondomar, en que confeccionamos una gran alfombra de flores unas 40 personas, que ocupó el acceso a la iglesia".

>> "Vigo, visto desde la orilla de Cangas parece San Francisco pero luego resulta que es sede muy activa de cultura latinoamericana.Mi colega,el profesor de Mayeusis Marcos Valcárcel, me llevó una noche a una sala que se llamaba Malecón, donde quedé embobabo durante horas viendo tocar a nueve percusionistas cubanos. Había tanto humo y aromas que me hacían pensar si todo el mundo estaba fumando hierba, pero a mí lo que me maravilló fue el despliege de música latina, su fuerza. Pasaron los años y ahora dirijo el Coro Apóstol Santiago. Aunque tengo casi 80, hasta hoy sigo trabajando con muchísimas ganas. ¡Que suerte tener una profesión en la que, aún a pesar de tantos años transcurridos, sigues esperando con ilusión las horas de ensayo o actuaciones".

"Soy en Galicia un nuevo rico"

  • "Desde que llegué a Galicia yo digo que soy un nuevo rico pero no solo por mi experiencia con la música sino por mi relación con la naturaleza. He pisado todo, solo o acompañado: el Xurés, Caurel, Ancares... Conozco bien la geografía gallega y me siento popietario íntimo de sus bienes, sus montañas,sus ríos, sus rías... que llevo dentro y nadie me puede robar".

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