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Contrapunto

Un sector que se gana a pulso su mala fama

Un sector que se gana a pulso su mala fama

El escándalo generado con el ya conocido "Volskwagengate" ha sido un torpedo a la línea de flotación de uno de los sectores más importantes de la economía mundial. El hecho es sumamente grave, ya que no estamos hablando de un fallo de fabricación o de utilización de una materia prima de baja calidad, sino que es una manipulación consciente y premeditada de un mecanismo del automóvil que, por fortuna, no afecta a su seguridad. El abanico de frentes que ha abierto este descubrimiento va más allá de una cuantiosa multa al fabricante, pues los conductores afectados podrían incluso reclamar una indemnización por venta fraudulenta, y ya sabemos que es Estados Unidos este tipo de reclamaciones tienen una base bien fundada; además de los costos de reparación del problema. Sin embargo, personalmente hay un aspecto que me sorprende enormemente, y es el "mal hacer" de las autoridades comunitarias europeas en todo este tiempo, desde que Bosch avisó del problema. El caso se ha descubierto en los Estados Unidos, un país en donde la presencia del diésel ronda el 30% de las ventas, mientras que en Europa, en donde esta cifra está cerca del 70% ha ido a remolque y ahora, una vez descubierta la trampa, comienzan a reaccionar. Es normal que después del episodio que estamos viviendo, entre los conductores aumenten las dudas sobre la fiabilidad de sus vehículos, y ese sí que es un problema muy serio. En la compra del automóvil siempre "aceptamos" diferencias como las que pueden ser los consumos que fija el fabricante y el real, por muy "suave" que se conduzca. Son lo que podríamos definir como daños colaterales, pero la situación se complica cuando hablamos de la seguridad, y tal y como está la situación es fácil dudar de todo. Todo el sector necesita recapacitar profundamente y darse cuenta de que al cliente no se le puede torear y que merecen un respeto. Muchas eran las reticencias de los clientes en el momento de la compra de un coche, y los últimos acontecimientos no han hecho más que aumentar la desconfianza. Para la mayor parte del mundo, comprar un coche es la segunda inversión más importante después de la del piso, y por eso los clientes se merecen un respeto y, sobre todo, que se aclaren las cosas con la verdad por delante.

stylename="070_TXT_ye_ES-txt">faromotor@farodevigo.es

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