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MEMORIAS

Benito Piñeiro, pionero de la revolución sonora de los 60

"El Vigo ye-yé hizo temblar los cimientos de una sociedad gris y monótona"

Benito Piñeiro en su casa de Ponteareas junto a una foto de su tío el aviador José Piñeiro. // Lucía Costas

Benito Piñeiro en su casa de Ponteareas. // Lucía Costas

Nació en la calle tan emblemática de Vigo como Romil y allí mismo, en el portal de su casa, ensayaba su primer grupo musical, de los primeros del despertar yeyé que vivió Vigo en los años 60. Aquellos sí eran malos tiempos para la lírica y no los de la movida de los 80. Benito Piñeiro empezó a tocar la guitarra a los 11 años y ya no la dejó nunca hasta su plácido retiro en Ponteareas. En su currículum está haber acompañado a Massiel en su larga gira por la URSS y algunos países latinoamericanos.

El último de los Piñeiro

"Nací en 1947 en la calle Romil, muy cerca de lo que hoy es la populosa avenida Camelias, pero entonces no era ni un proyecto al que en sus comienzos, por alguna cosa de amoríos, se le llamaba avenida Beatriz. Soy el último de los Piñeiro, una saga en la que destacó mi tío abuelo, el conocido aviador José Piñeiro, piloto con avión propio en aquellos primeros años del siglo XX en que volar parecía un milagro. Mi padre, Benito Piñeiro, trabajaba en una naviera, en Antonio Conde e Hijos, y complementaba haciendo seguros. Mi madre, María García Panadero, se dedicaba a lo propio de una mujer casada en aquellos tiempos de Franco, al hogar, a sus labores. Vi las primeras letras en una escuela que llamaban de ´carbonciños´, cerca de casa, pero hice el Bachillerato Elemental en el colegio Labor. Una vez hecho el Bachillerato Elemental pasé a estudiar en Peritos, pero no era buen estudiante y acabé el Bachillerato Superior en la academia San Miguel. Pero antes de eso ya se dieron los primeros brotes de lo que luego sería una razonable esquizofrenia con el mundo de la música. A los s 11 años empecé a recibir clases de guitarra con Suso Portela, uno de los famosos gaiteiros Hermanos Portela. Suso tocaba en los años 50 y 60 en el grupo folclórico Vento das Cíes aunque tenía un trío tipo Panchos, Los Ecos del Plata, en el que era guitarra. De aquella etapa de mi infancia recuerdo la afición inquebrantable de mi padre a la pesca, que llegaba incluso a hacernos pasar dos o tres días en las Cíes, cuando nadie las veía como paraíso turístico, o a hacer largas caminatas hacia Donón o Hío con la caña a cuestas para pescar en sitios a los que no llegaba el transporte, ni entonces lo teníamos nosotros".

Mi tío abuelo el aviador

"La fascinación que siempre sentí por los aviones, que me llevó a volar cuando era legionario en el Sahara en aviones que hoy están en museos, me venía seguro de mi tío abuelo Pepe Piñeiro, el "hombre-pájaro gallego" o, según el "Diario de la Marina", el "rey del aire". Estudió con mi abuelo en San Sebastián para maquinista mercante y tras viajar por el mundo se instaló en Sanxenxo, donde montó una fábrica de gaseosas. Quedó en 1911 tan impresionado por las piruetas de unos aviadores franceses que volaron en las pontevedresas Fiestas de la Peregrina que vendió la fábrica ante el escándalo de su esposa, se fue a Francia y compró un Bleriot, el modelo que llevaba el nombre del primer piloto que cruzó el Canal de la Mancha. Bleriot mismo presenció sus vuelos cuando aún era alumno en una academia de vuelo suya en Pau, y dijo de él: "No volaría mejor si tuviera alas en su cuerpo. Es una lástima que sea español". Fue el primer piloto gallego y uno de los primeros de España, y era famosa su acrobacia llamada "el vuelo de la gaviota", en que tocaba con un ala el agua y volvía a remontar. Tuvo varias caídas, hasta el punto de que llevaba una escopeta de caza para ahuyentar perros por si otra vez caía entre viñas. Son cosas que nadie sabe, son apuntes míos tomados a mi padre, su sobrino, que hablaba mucho de él. En 1921, tras una caída en que el avión quedó para el arrastre, se retiró".

En los años 70, en la TV venezolana, con Massiel; él, de gafas.

Yo, músico

"Ya dije que a mí desde los 11 años me entró un gusanillo tremendo con la música, no sin broncas en casa, que la consideraban una pérdida de tiempo. Aún así mi padre me compró mi primera guitarra en esa tienda viguesa Manrique Villanueva que aprovisionó tantas ilusiones de músicos vigueses y cuyos escaparates eran un recinto mágico para la mucha gente poseída por la fiebre musical de aquellos años; guitarra española, claro, porque no había otras. Le puse cuerdas de acero, compré una patilla y enchufándola a la parte de atrás de una radio sonaba por el altavoz. Sonaba mal pero sonaba más. Era tiempos de ingenio. En 1961 ya se oía a los Shadows, cuánto me acuerdo de su primer disco, "Apache". Con sus temas aprendí toda mi base instrumental pero hube de rayar muchos discos, repitiendo y repitiendo las melodías. Así andaba yo en solitario, ensayando en mi casa, hasta que conocí a Eduardo "Grillo", José Luis Manjón, Pedro Rica Jelusich y Siso Bravo. En los prolegómenos del Pop-Rock vigués han sido varios los conjuntos exclusivamente formados para una sola actuación. Uno de éstos fuimos nosotros, Los Juniors, para interpretar un repertorio más bien escaso en el Seminario San José de Vigo. Tocamos muy mal, pero nos desbravamos y nos pagaron con alguna cajetilla de Winston. ¿Cómo íbamos a tocar bien? Veíamos en las carátulas de los discos a los Shadows con guitarras Fender y baterías Premier y nosotros íbamos con guitarras españolas con pastillas, amplificadas en radios y una batería formada por un bombo de tercera mano parcheado, una pandereta y un plato que el "Grillo" había hecho con un display publicitario de latón de crema Vicks Vaporub". Luego unos montamos Los Condors, Los Munsters, Los Santos, otros Los Temples... Al paso del tiempo muestros instrumentos mejoraron, claro. No olvido el día en que compré mi primera guitarra Jomadi, un sueño en aquel tiempo".

Vigo, explosión ye-yé

"Ya pasó medio siglo, qué rápido, desde aquel despertar sonoro de Vigo que merece ser recordado, porque constituyó una revolución espontánea que hizo temblar los cimientos de una sociedad anclada en un pasado gris y monótono. ¿Qué fue en síntesis? Pues que una multitud de jóvenes, influenciados por sonidos foráneos, comenzaron a reunirse para intentar emular aquellas músicas. Ensayábamos casi en la clandestinidad aprovisionados con guitarras españolas, panderetas y bongós, con escasos conocimientos musicales pero con ilusión sobrada. Nada peor que ser músicos para nuestros padres, deseosos de que sus hijos estudiasen algo de provecho como Medicina, Derecho o Peritaje Industrial, que se podía cursar en Vigo. Estos hechos comenzaron 20 años antes de la tan publicitada Movida Viguesa de los 80, pero con muchísimos menos medios y sin el apoyo mediático, institucional, familiar y discográfico que envolvió a ésta última. Algunos progenitores prohibían expresamente a sus hijos exhibirse en público rodeados de amigotes con una indumentaria y pelos inaceptables entonces para gran parte de la población. Tendremos que remontarnos a 1958, año en el que comenzó a gestarse en Vigo este nuevo modo de vivir la música, quizás por su condición portuaria, abierta a más influencias. Lo que escuchábamos en la radio -los tocadiscos o pick-ups solamente estaban al alcance de algunos privilegiados- podemos definirlo como "música oficial del Régimen, pero nosotros tuvimos como maestros a gente como Little Richard, Elvis Presley, Cliff Richard, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry. Gene Vicent ... antes de que el terremoto Beatles y Rolling Stones nos dividieran en dos bandos. Los Shadows junto con los Beatles fueron quizás quienes más nos influyeron a los músicos vigueses sesenteros. ¿Cito nombres de grupos? Vampiros, Zuecos, SN, Diávolos, Condors, Greps, White Horses, Stags, Bloodis, El Clan, las Sinks, las Musas, Golpes, Gritos, Watios, Mansion..."

Vigo ye-yé en el año 2009. con la vieja guardia de los 60

Con Massiel por el mundo

"No conté que, por medio, entre 1969 y 71, me fui a hacer la mili a la Legión, al III Tercio Juan de Austria. Incluso allí montamos el grupo musical de la Legión, que me evitó no pocas guardias. De ese tiempo recuerdo la amistad con un capitán de Aviación encargado del correo, con el que volé en aviones de la II Guerra Mundial como un T-6, un DC-3 americano o un Junkers Ju 52 alemán... Cuando volví a Vigo licenciado tocaba en Los Santos, ya como profesionales, cuando un día Javier Calvera me dijo que fuera con él a Madrid a trabajar al grupo de Massiel, a la que antes había acompañado el grupo vigués Revólver con Pepe Bordallo, Luis Martínez, Lorenzo Cuasante y Arturo Ruade. Lo primero fue hablar con sus managers, su padre y hermano, ambos llamados Emilio Santamaría. Con ella debuté en el Meliá de Marbella el Fin de Año 1972. Mas tarde entró en el grupo como pianista Mariní Callejo, productora a su vez de grupos como Los Brincos o Fórmula V, y eso supuso un gran aumento de nuestra calidad. En 1974 hicimos una inolvidable gira por la URSS, cuando no se conocía más cantante español que Raphael y todavía el pasaporte de los españoles ponía que era válido para todos los países menos la Unión Soviética. Tuvimos que ir a París a hacernos los papeles para ese viaje. Actuamos en Moscú, Minsk, Omsk, Tiflis, Bakú en el Mar Caspio, Sujumi, Pitsunda, Poti... siempre en teatros con piano clásico, viajando en autobuses y en trenes como el Transiberiano. ¡Cuántos españoles huidos de la guerra encontramos! En 1974 y 1975 estuvimos en México de la mano de Mario Moreno Cantinflas, que tenía allí su propio teatro; también tocamos en Guatemala, en Miami, donde el terreno estaba ocupado por Julio Iglesias, en Venezuela, donde concidimos con Celia Cruz ("no sé cómo ustedes, coño, no revientan de calol con esos smokings", me dijo). Son muchas historias vividas en todo este recorrido".

Mi boda con la Santoni

"Lo malo o lo bueno es que me enamoré en el viaje que hicimos a Venezuela de Laura Santoni, ¡la hija de Espartaco! En 1975, tras vivir un tiempo con ella en Madrid, como no se acostumbraba, nos fuimos a su tierra venezolana, en la que no me acostumbraba yo pero aguante unos cuatro años, trabajé en la Yamaha, formé parte del grupo Gente... Casarme con la hija de un hombre de moda entonces en España, pasto de las revistas del corazón, nos metió en el mundo del faranduleo. Íbamos por ejemplo a la discoteca La Gitanilla, de mi entonces suegro, que llenaba y metía mucho dinero en caja, tanto como el que gastaba. Mi matrimonio duró unos 4 años. A mí me tiró más España que nuestra relación, le propuse volver, no quiso...y allí se quedó. Ya en España vuelvo a la música profesional, toco con Los Santos y Nueva Democracia, hago doblaje en Madrid con profesores excelsos como Rafael Taibo, Santiago Romero o Jesús Puente, vuelvo a Galicia y mi habla castellana se convierte en problema porque se producía mucho pero en gallego.... Estuve unos diez años en el programa Luar. En 1997, por mi relación con el doblaje y cine, me llamaron del Instituto Oceanográfico de Canido para hacer un documental sobre "El cultivo del pulpo" cuya ejecución fue lenta y dificultosa pero que recibió el I Premio en el VI Congreso Nacional de Acuicultura por su didactismo y rigor científico. Conté como ayudante de dirección con Rafa Prieto y los biólogos José Iglesias y Javier Sánchez hicieron la supervisión de los textos. Ahora hace años que, tras dedicar dos años totalmente a mi madre enferma, vivo liberado de compromisos esa etapa tranquila de la jubilación".

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