Los psicólogos detectan un incremento considerable de pacientes con trastornos alimentarios durante los meses de septiembre, octubre y noviembre. Durante el verano muchos familiares se han dado cuenta de la extrema delgadez de sus hijos y esperan a que se reanude el curso para acudir a consulta. También acabado el verano muchas de estas personas con predisposición a sufrir estas patologías "creen que este año no lo han conseguido, vuelven a la rutina, al invierno, al miedo a perder el control y se marcan como meta llegar al próximo año con la imagen que ellos se han marcado". Así lo explica María Ferreiro, psicóloga de un gabinete de tratamiento de trastornos de la conducta ubicado en Vigo.
Esta profesional denuncia el daño que provocan en los pacientes las páginas en internet "pro-ana" y "pro-mía" (en alusión a la anorexia y la bulimia) que promueven un trastorno mental identificándolo con un estilo de vida sano y una estética como marcan los cánones de la sociedad que rinde un excesivo culto al cuerpo. "Someten a los seguidores a una competición diaria para ver quien pierde más peso en menos tiempo; son chicos y chicas con trastornos graves que se convierten en instigadores dedicados a captar adeptos que les vean como ejemplo, buscan aceptación social y no reconocen estar enfermos; de ahí que se escuden en explicaciones como 'es lícito tener el estilo de vida que queremos', 'es nuestro cuerpo', 'No estamos tan delgados, estamos como los modelos de la tele', etc".
Esta psicóloga comenta que sus pacientes con bulimia y anorexia visitan asiduamente estas páginas, incluso cuando están en una fase avanzada del tratamiento y evolucionando adecuadamente. "La anorexia y la bulimia son como esas falsas amigas en las que siguen confiando aunque le hayan dejado de lado"
María Ferreiro se suma a los partidarios de prohibir este tipo de páginas y blogs en internet, algo que llevan año denunciando profesionales y asociaciones de familiares de afectados por estos trastornos. "Dicen que no pueden prohibirlas porque es atentar contra la libertad de expresión, cuando para mí funcionan como sectas que hacen apología del trastorno mental". En este sentido, comenta que no se trata de problemas que afecten individualmente a la persona sino que atañen a la sociedad en su conjunto y acaban convirtiéndose en una pandemia alimentada por el "ridículo culto al cuerpo".
En la última década y pese a la mayor difusión que se ha dado a los trastornos alimentarios el problema va en aumento, según apunta María Ferreiro. "Ha aumentado mucho en chicos y cada vez se da a edades más jóvenes". En el caso de los varones, esta profesional indica que se dan casos de niños y adolescentes adictos a hacer ejercicio, que no lo hacen por deporte sino por querer quemar calorías". De ahí viene la vigorexia, ahora en boca de todo el mundo, que no aparece en los manuales de psicología como trastorno alimentario, pero que va muy parejo a ellos. Muchos psicólogos, como María Ferreiro sí lo encuadran en este ámbito de patología ya que además de tener en común un trastorno de la distorsión de la imagen corporal, el vigoréxico acaba por controlar también la alimentación. "Mientras que en la bulimia la forma de purgar es vomitar, en la vigorexia es hacer ejercicio".
Ansiedad por la comida
Otro problema relacionado con la alimentación es la ansiedad por la comida, no tipificado como trastorno. "Se trata de gente que no se sabe controlar a la hora de comer, se levanta por las noches y se sobrecarga de alimentos para calmar una ansiedad". Luego se sienten culpables pero no con el grado de angustia que se da en la bulimia tras un atracón. "Son personas que no tienen miedo a engordar, presentan una carencia que suplen con la comida desde hace años y acuden a consulta de un psicólogo porque, por ejemplo, sus hijos les dicen que sus compañeros del colegio les dicen que su mamá está muy gorda". En estos casos la comida funcionan como un cigarrillo para un fumador. El tratamiento en estos casos es el control de la ansiedad y una reestructuración cognitiva. "Es más sencillo de tratar que un trastorno alimentario, a no ser que haya algún problema de fondo".
En el caso de la anorexia y la bulimia, los tratamientos implican reeducación alimentaria, de la imagen, reestructuración cognitiva y terapia familiar. Es importante la atención temprana. "Cuanto más pase entre la aparición del problema y el comienzo del tratamiento, más larga y difícil es la terapia "
