Ramas, gasas, hilos o alambres llenan la sala Apo'strophe (Centro Comercial Plaza Elíptica) hasta el próximo sábado de la mano de Sonia García, que presenta en la galería la exposición "Destructuras", una selección de obras creadas durante los últimos tres años, divididas en cuatro series.
Las flores son las protagonistas de las primeras piezas que vendió. Posteriormente, el trabajo de la artista evolucionó hasta la serie "Óxidos", donde los pigmentos de color azul se fusionan con piezas metálicas con proyecciones de soldadura, chapas o bisagras.
Siluetas de desnudos sobre fondo blanco conforman su tercera serie, donde García apostó por los formatos de grandes dimensiones, salpicando las piezas de objetos personales: botones de su costurero, trozos de platos, hilos, etc.
"Raíces" es la última serie que se puede contemplar en la sala de arte y la que conforma el núcleo central de la exposición. En ella, las ramas de los árboles se mezclan con gasas, en unas piezas en blancos y negros que son una suerte de metáfora del camino de la vida. "Hablan sobre los momentos difíciles que todos pasamos, las heridas y las cicatrices que nos quedan a lo largo del camino", explica.
Las de "Destructuras" son obras muy diferentes pero unidas por un sentimiento básico: "El deseo de pintarlas, nada más. Cada serie es completamente distinta a la anterior y, de hecho, creo que cualquiera que las vea percibe una evolución desde las primeras que pinté a las últimas", afirma García.
A pesar de sus diferencias, también se observan elementos comunes que configuran la personalidad de su obra: el uso de diferentes texturas y materiales que acompañan al simple pigmento. "Siempre agrego elementos sobre la base pictórica. En la primera serie, por ejemplo, hay cortezas de árboles, troncos de madera... Siempre busco algún elemento que sea un referente para mí, para darle otra sensación a la pintura y jugar con ese contraste", apostilla la artista, quien en la actualidad trabaja en una serie donde el rojo es el color predominante y los alambres el elemento a añadir. "Es mi manera personal de interpretar el paso de la infancia hacia la adolescencia y para ello juego con alambres: se pueden moldear y según los conduzcas o no, pueden seguir el camino que tú quieras o se pueden torcer totalmente", apunta.
