Ventanas reventadas, persianas estalladas, puertas completamente rotas, tejados que perdieron gran parte de sus tejas... Y esto solo en el mejor de los casos. Porque al menos una veintena de casa solo conservan el solar: ni paredes ni vigas, solo un resquicio de lo que eran. Como si un huracán o un fenómeno natural de semejante magnitud arrasase la parroquia tudense de Paramos. Pero no fue la naturaleza quien provocó el desastre, sino la (mal) acción humana.

A vista de dron se podía comprobar la bravura de la onda expansiva: miles de ladrillos esparcidos por los suelos que se enredaban con cartuchos de pólvora y cientos de recuerdos. Y es que al menos una veintena de familiar perdieron sus casas. Destruidas y arrasadas por completo. "No nos han permitido acceder a la zona, no sabemos cómo está nuestra casa, pero los servicios de emergencias ya nos dijeron que no nos hiciéramos ilusiones, que estaba todo destrozado", lamentaba un vecino que llevaba residiendo en Paramos desde hace doce años junto a su mujer.

La vista aérea del lugar del suceso muestra el gran cráter dejado por la explosión donde horas antes estaba la casa y la nave de la familia del artificiero. A su alrededor, solo desolación y decenas de casas hechas añicos. Un barrio completamente destruido.

Por otra parte, los domicilios que cuentan con daños de diferente índole se cuentan por cientos. La explosión se dejó notar en un radio de hasta tres kilómetros. Y es que no era necesario acercarse demasiado hasta la "zona cero" para apreciar los daños materiales. Los caminos próximos ya presentaban una imagen desoladora con miles de cristales esparcidos por las calles y coches con hollín o con las lunas rotas a consecuencia de la caída de cascotes.

La presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva aseguró que fueron poco más de 100 los vecinos evacuados de sus casas por precaución y para asegurar con certeza la zona.

La Guardia Civil no permitió a muchos de los afectados poder acceder a las inmediaciones de sus vivienda durante toda la tarde -y previsiblemente tampoco durante esta pasada noche- también para asegurar su integridad física y que nadie pudiera resultar dañado por posibles desprendimientos.

El ayuntamiento de Tui ofreció a los afectados que no pudieron regresar a sus casas, su estancia en un hotel así como la habilitación del pabellón para resguardar a todos aquellos que lo necesitasen.

Además de la evacuación de personas afectadas, hasta Paramos también se trasladó el Grupo de Rescate de Animales. También responsables de la perrera del Baixo Miño acudieron para asistir y resguardar a todos los animales que, asustados, corrían por el entorno.

La densa arboleda que cubría la zona también jugó en contra de la situación. A consecuencia de la deflagración se produjeron varios incendios forestales que no fueron a más tras ser controlados de inmediato por los múltiples servicios de emergencia desplazados, algunos llegados incluso de Portugal.