Los investigadores de la Guardia Civil que estuvieron al frente de la búsqueda del niño Gabriel Cruz rechazaron en base a las pruebas recabadas el relato de la presunta asesina, Ana Julia Quezada, quien sostiene que mató al pequeño tras una discusión previa. "Los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos", defendieron.

El teniente coronel de la Guardia Civil José Hernández Mosquera y el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO) Jesús Reina explicaron en una rueda de prensa ayer en Almería que la mujer, por entonces pareja del padre, asfixió al niño de 8 años en la finca familiar de Rodalquilar el día de su desaparición, y luego ocultó el cuerpo en un "agujero" sobre el que arrojó tierra, piedras de jardinería y unos tablones.

De acuerdo al perfil de la Unidad de Análisis de la Conducta, Ana es "una persona con frialdad máxima, con falta de preocupación sobre otras personas, posesiva, egocéntrica y que, en ciertas circunstancias que le son negativas, puede provocarle una ansiedad muy grande". "Es bastante manipuladora", apostillaron.

La agresora fue detenida en Puebla de Vícar, el municipio donde vivía con el padre del niño, cuando transportaba en el maletero de su coche el cadáver, "sin saber a dónde iba" y qué haría para deshacerse del cuerpo.

La investigación, centrada en el entorno familiar, estuvo "condicionada" por el hecho de que tenían la esperanza de que el niño estuviera vivo. Los agentes ven acreditado que Ana Julia actuó sola de acuerdo a su "patrón ilógico" y "con cierta ambición económica". Pero sobre el móvil aventuraron que era evidente que para Ángel, su hijo Gabriel "era lo más importante". Es decir, que probablemente actuó por celos.