David Oubel Renedo, el parricida de Moraña y primer condenado en España a prisión permanente revisable por el asesinato alevoso de sus dos hijas de 4 y 9 años, pasa los primeros días en el penal pontevedrés de A Lama después de ser sentenciado a permanecer en un centro penitenciario casi de por vida.

Este es un destino provisional a la espera de regresar a la cárcel en la que se encontraba en prisión preventiva, Mansilla de las Mulas, en León, para empezar ya a cumplir una condena que, por el momento no tiene horizonte de caducidad. Tendrá que esperar un mínimo de entre 25 y 35 años para que la pena pueda ser revisada. Algo menos (22 años) para poder optar al tercer grado penitenciario. Ahora mismo, el parricida de Moraña tiene 42 años.

Su traslado al centro penitenciario de León parece inminente, aunque fuentes de la prisión pontevedresa indican que no se organizará un viaje específico para este reo, sino que todo hace prever que se esperará a que se realice un traslado regular con otros internos que también tengan que mudar de centro penitenciario. Ya ocurrió así cuando fue trasladado desde Villahierro a Pontevedra para participar en el juicio que acabó con su condena.

En Mansilla de las Mulas permanece ingresado en el módulo de enfermería desde que se produjo el crimen, por orden de la dirección de la cárcel. Allí, al parecer, colabora en las labores de enfermería y comparte espacio con una cuarentena de reclusos cuyos nombres también han aparecido en los medios de comunicación como la policía Raquel Gago, condenada a 14 años por encubrir el crimen de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León asesinada a tiros.

Los medios leoneses destacan la "normalidad" con la que Oubel se integró en el centro penitenciario, aunque quienes conviven con él ponen de manifesto esta "frialdad" y "falta de empatía" que detectan cuando se relacionan con él o habla acerca del horrendo crimen que le llevó a la cárcel. Algo que también quedó de manifiesto durante la celebración del juicio en Pontevedra, tanto por la declaración de los forenses y los guardias civiles que lo atendieron (alguno de ellos incluso llegó a hablar de la mirada "arrogante" del acusado tras haber asesinado a sus hijas) como por su propio comportamiento en el banquillo. Se mostró impasible, sin manifestar ningún tipo de emoción.

A la condena firme de prisión permanente revisable que cumple ya David Oubel habrá que sumar los dos años que estuvo en prisión preventiva. De hecho, la sentencia dictada "in voce" por la magistrada Nélida Cid nada más escuchar el veredicto de culpabilidad, evitó la celebración de una vistilla para prorrogar la situación de prisión provisional (dos años es el plazo máximo que puede permanecer el reo en esta situación) al existir ya una condena en firme contra el parricida.