Hace un año que el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Cangas, David Pérez Laya, dictaba auto de prisión para el autoproclamado príncipe de los gitanos gallegos, Sinaí Giménez, y dos de sus hermanos, Juan Paulo y Saúl. Todos del clan de los Morones fueron acusados, entre otros delitos, de extorsión, coacciones y blanqueo de capitales por los que habían sido detenidos el 12 abril en sus viviendas de Tomiño en la denominada Operación Vida. El resto de los cuatro arrestados quedaron en libertad provisional sin fianza: la matriarca Flora Jiménez; la mujer de Sinaí Giménez, Amelia; un sobrino y otra mujer allegada al clan, de la que no se facilitó su identidad. Ese día, el patriarca Olegario Giménez se encontraba hospitalizado, pero al siguiente el juez decretó también su encarcelamiento aunque lo eludió por motivos de salud.

Al finalizar el 14 de abril de 2016 el juez dictó los citados autos de prisión tras un interrogatorio que comenzó a las 9 de la mañana. A las 23.15 horas, en medio de extraordinarias medidas de seguridad, Sinaí Giménez entraba en el furgón policial que lo habría de llevar al penal de A Lama, junto a sus dos hermanos. El 27 de abril, el juez ordenó el encarcelamiento para el cuarto de los hermanos Giménez, Marino, detenido dos días antes junto a su pareja en su casa de Tomiño.

Este mismo día, Instituciones Penitenciarias pidió la dispersión carcelaria de los hermanos. Giménez. Sinaí fue trasladado a la cárcel asturiana de Villabona, donde aún permanece; Saúl fue ingresado en la de Monterroso (Lugo), y allí continúa; Juan Paulo, a la de Teixeiro (sigue en prisión) al igual que Marino. Los cuatros fueron clasificados como presos FIES, de especial seguimiento.

Los abogados de los Morones lucharon desde un primer momento para conseguir la libertad provisional de los detenidos. A principios de este año las defensas de los abogados consiguieron que la Audiencia decretara su libertad provisional, pero bajo fianza de 100.000 euros después reducida a 50.000. Aún así, ninguno de los hermanos la satisfizo. Quien sí pudo salir de la cárcel por un tiempo fue Marino. Su obesidad mórbida pesó en la decisión del juez. Entró con 310 kilos en prisión y salió con 278 kilos. La decisión fue recurrida y hace quince días que volvió a prisión.

Aunque la causa formal contra los Morones se inicia el 30 de marzo de 2016 con una querella por parte de la Fiscalía de Pontevedra contra 13 miembros de esta familia, la reyerta en el mercadillo de Cangas entre este clan gitano y el de los zamoranos, el 16 de marzo de 2015, y el posterior tiroteo de Valadares tras el mercadillo de Coia son los antecedentes reales de esta Operación Vida.