La muerte de María José Mateo, "Sesé", de 50 años, se produjo por el extremo choque térmico e intoxicación que emanaron de la explosión "preparada" -tal y como ha apuntado la delegación del Gobierno- por su expareja en la casa que ambos habían compartido en Chapela. Víctima y agresor, Emilio Fernández, de 47, perecieron por la misma razón según ha revelado hoy el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

El máximo órgano judicial de la comunidad publica así los resultados de la autopsia practicada a los dos cadáveres. Ambos aparecieron en el pasillo de la casa en la que hasta este lunes residía la mujer asesinada. Los cuerpos estaban agarrados, según se apuntó desde la investigación.

Así lo ha comunicado este miércoles el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que ha informado de estos datos a partir de los resultados del informe preliminar de la autopsia de los cuerpos de la mujer de 50 años de edad, María José M.G., y su expareja, Emilio F.C., de 47 años.

Este mismo miércoles, tras participar en un minuto de silencio en Santiago, el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, ha señalado que los cuerpos de ambos se encontraron "agarrados" --supuestamente él la agarró a ella para impedir que abandonase la vivienda-- después de la explosión registrada "como consecuencia de manipulación de butano con un acelerante".

En el lugar, se localizaron bombonas de butano "con las mangueras cortadas" y restos de gasolina, de forma que, según ha trasladado la Delegación del Gobierno en Galicia, el hombre tenía supuestamente "todo preparado para ocasionar la explosión mortal".

Las mismas fuentes han confirmado que no hay constancia de denuncias por violencia de género por parte de la mujer, que tenía tres hijos --uno de ellos, de ocho años e hijo de ambos--, quienes no se encontraban en la vivienda en el momento de los hechos.

Lo que pudo averiguar la Policía Nacional es que hacía unos días Emilio había llegado a decir al hijo mayor de la víctima que si no fuese porque tenían un hijo en común -el niño pequeño-, "reventaba la casa con ella dentro". Las fuentes policiales señalan que, dado que la separación no había sido para nada conflictiva y la relación era normal, el chico pensó que no era una amenaza real, sino un enfado pasajero fruto de una discusión puntual.

Esas palabras, sin embargo, se tornaron reveladoras dado lo ocurrido el lunes. Ese día por la mañana, ratifican también fuentes policiales, el hombre telefoneó a su expareja. Por la tarde, poco antes de las ocho de la tarde, la volvió a llamar cuando María José estaba en un súper cercano a su casa. Le preguntó dónde estaba y ella se fue del establecimiento hacia su vivienda. Lo normal es que a esa hora Emilio se acercase hasta su domicilio para llevarle al niño. Pero presuntamente los planes del hombre eran otros: él supuestamente la estaría ya esperando dentro del piso para causar la explosión.

Frente a lo habitual, que aparcase su furgoneta entre la casa y la verja de entrada, los vecinos cuentan que el hombre dejó el vehículo "a 50 o 60 metros". Bajó con dos bolsas, en una de las cuales llevaba presuntamente la garrafa de gasolina. Los residentes sospechan que se hizo con bombonas que ya estaban en la propiedad. Todo apunta a que cuando "Sesé" entró en su casa él la esperaba y, sin que hayan trascendido las circunstancias, habría provocado la deflagración.