Una aldea de la localidad portuguesa de Arcos de Valdevez, a unos 35 kilómetros de la frontera con Galicia, tuvo que ser ayer evacuada debido a un incendio forestal. El fuego se inició por la mañana y mantenía un frente activo en el que trabajan unos 60 bomberos, apoyados por una veintena de vehículos terrestres y un helicóptero. El incendio se sitúa cerca del Parque Nacional Peneda-Gerês, espacio protegido que este verano ya se había visto afectado por las llamas, que calcinaron más de 8.500 hectáreas. Además de este fuego, otros seis de grandes dimensiones permanecen activos en Portugal, todos en la mitad norte del país, que emplean a más de 900 efectivos.