Las indagaciones de la Policía Nacional, que en un primer momento se inclinaban a una reyerta mutua de la joven y su marido, prosiguen. Porque hay elementos del caso, en el que varias fuentes no descartan un giro en el guión, que desconciertan, y mucho, a los investigadores. Hay versiones divergentes. La inspección ocular en el baño parece clave para dar con la verdad y juega un papel esencial la maza incautada, sobre la que se harán averiguaciones para saber dónde y quién la adquirió. Algo que extraña a los expertos es que un crimen planificado se quisiese cometer en un hotel en pleno centro de la ciudad. El episodio violento en un escenario así de difícil escapatoria tendría más lógica que fuese fruto de un arrebato, pero la existencia del arma no casa tampoco con esta teoría. Los agentes, en todo caso, creen que hubo discusión previa. ¿El móvil de estos hechos? ¿Personal? ¿Económico? Todavía hay muchas incógnitas abiertas.