Un incendio iniciado a mitad de la madrugada del miércoles al jueves se propagó con celeridad hasta arrasar por completo las dos naves de una granja avícola de la parroquia de Quins, en el concello ourensano de Melón. Murieron los 32.400 polos, de tan solo ocho días de vida.

Ninguna persona resultó herida, pero los desperfectos materiales son cuantiosos. Quedaron arrasadas las dos edificaciones de una explotación con unas cuatro décadas de actividad. La estructura está totalmente destruida. Además, las llamas calcinaron un tractor aparcado en el recinto y quemaron parcialmente una camioneta.

El aviso de incendio se produjo sobre las 4 de la madrugada. Un vecino dio la voz de alarma a la central de emergencias del 112. La granja afectada, además, está ubicada en las proximidades de una estación de servicio y un aserradero de madera. La gasolinera no estaba abierta a la hora del incendio.

Al lugar del suceso fueron movilizados efectivos del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Ribadavia, así como efectivos de la Guardia Civil. El ayuntamiento aportó ayuda a la extinción con una motobomba, que permaneció en la zona hasta primera hora de la mañana de ayer.

Los profesionales de emergencias no pudo evitar las elevadas pérdidas en la granja, pero sí impidió que el incendio se propagara. Ya habían caído las primeras precipitaciones y la dimensión del fuego era pequeña cuando llegaron a la instalación.

El avance de las llamas fue rápido y la combustión, voraz. En condiciones como los de los días previos, con temperaturas más elevadas y viento, el riesgo para las instalaciones del entorno hubiera sido elevado, completaron las mismas fuentes del operativo.

La Policía Judicial de la Guardia Civil abrió una investigación para determinar las causas del incendio, que se presuponen un cortocircuito. Cuando los animales son pequeños es necesario tener activado el sistema de calefacción.