El cuerpo de Enrique García Alonso, el pescador de Tui de 38 años que perdió la vida el día 22 de mayo en la costa de A Guarda a causa de un golpe de mar, ya está en tierra. El helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer 206 lo encontró ayer en las proximidades del lugar del accidente y del punto donde apareció el pasado domingo el cadáver de su sobrino, Diego García Mota, de 22 años, que pescaba con él la tarde del suceso.

En torno a las cinco de la tarde, los efectivos de la aeronave localizaban los restos del hombre flotando a 400 metros al sur de Punta Bazar, el lugar en el que ambos habían colocado sus cañas antes de que una ola los arrastrase. Enseguida acudió la embarcación Corvo Mariño de la Guardia Civil, que desplegó una lancha neumática para rescatarlo. La operación fue seguida por numerosos curiosos desde la costa, puesto que el cuerpo se encontraba a apenas 100 metros de la ribera.

La zódiac del instituto armado recuperó el cadáver y lo condujo a la patrullera del instituto armado, que lo llevó al puerto de A Guarda, ya cerca de las ocho de la tarde.

Allí esperaban familiares de los dos fallecidos. Entre ellos, el padre de Enrique y abuelo de Diego, que confirmó la identidad del cadáver tan solo seis días después de pasar por el mismo mal trago con el de su nieto. El juez de guardia de Tui procedió a su levantamiento antes de que los servicios forenses lo trasladasen a Vigo para practicarle la autopsia en el hospital Nicolás Peña.

El hallazgo pone fin a nueve días de búsqueda por tierra, mar y aire. El operativo se desplegaba minutos después del accidente, presenciado por un tercer pescador, amigo de los dos fallecidos, que había acudido con ellos a pescar. Se había quedado más alejado de la rompiente y observó como una ola imprevista se los "tragó" en un instante, sin que ni siquiera pudiesen luchar por salvarse.

Los helicópteros de Salvamento y el Pesca 1 de la Xunta rastrearon un tramo de tres kilómetros al norte y al sur del punto donde desaparecieron, al igual que diversas embarcaciones los primeros días. Los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil se incorporaron a las tareas la jornada siguiente al suceso. Tras varias inmersiones, localizaron el pasado domingo el cuerpo de la más joven de las víctimas, que fue incinerado el martes.

Las tareas se limitaban en las últimas jornadas al rastreo por tierra, efectuado por guardias, bomberos de Porriño, GES de A Guarda y voluntarios de Protección Civil. Se descartaba la posibilidad de que el segundo cadáver apareciese en las cuevas submarinas de la zona como ocurrió con el primero.

Ayer se retomaban las inspecciones aéreas y marítimas, dado que se preveía que el cuerpo saliese a flote a los nueve días del siniestro. Y así fue.