Los fardos de droga que se distribuyen por Europa vuelven a entrar por la costa gallega. Años después de que los capos del narcotráfico estableciesen rutas alternativas para el desembarco de alijos procedentes de Sudamérica, Galicia se convierte de nuevo en la principal puerta de entrada de la coca que llega al mercado español y europeo. Tras la utilización de grandes puertos como los de Amberes y Hamburgo para el desembarco en contenedores de la droga, las grandes redes de narcos, controladas por colombianos y venezolanos, han retomado la vía marítima gallega.

En el último año, las incautaciones de cocaína en la costa gallega se dispararon un 50% -al pasar de 2.361 kilos en 2012 a los más de 3.500 el año pasado-. El volumen de droga intervenido por el Servicio de Vigilancia Aduanera en la comunidad representa casi la cuarta parte de las operaciones antidroga practicadas en el conjunto del país.

Detrás del aumento de droga incautada el año pasado por Aduanas está la operación que permitió a finales de mayo la intervención del pesquero senegalés Riptide, que transportaba desde las costas de Venezuela 3.000 kilos de cocaína. Días después de que fuera asaltado el barco que había recogido en Sudamérica la droga que les bombardearon desde un avión, fue localizado en Bueu el velero que debía recoger la cocaína del Riptide. El ciudadano venezolano que actuaba como enlace del cartel colombiano propietario de la droga, llevaba un papel en el bolsillo con las coordenadas del encuentro de los dos barcos en las proximidades de Azores.

El refuerzo de la lucha contra el narcotráfico en Galicia en el último año queda patente con el despliegue de medios y el aumento de horas de navegación y de barco controlados por Aduanas. Desde noviembre, Galicia cuenta con el Petrel, el buque insignia de Vigilancia Aduanera en la lucha contra el narcotráfico, que cambió su base en Las Palmas por la del puerto de A Coruña. Con este nuevo destino para el patrullero oceánico, Aduanas reforzó la vigilancia de las redes de narcos que utilizan las aguas del Atlántico norte y del Cantábrico para el desembarco de sus alijos ya que a la bases de operaciones especiales operativa en Vigo se suma también la del puerto coruñés.

En 2013, las ocho patrulleras del Servicio de Vigilancia Aduanera en Galicia -dos en A Coruña, otras dos en Vilagarcía, y una en el resto de bases (Muros, Ribadeo, Marín y Vigo)- navegaron cerca de 10.200 horas y controlaron a un total de 817 barcos en aguas gallegas. Aunque en el control en puertos disminuyó la inspección de contenedores (de 4.927 reconocidos en 2012 se pasó a 3.728 el año pasado) los escaneados aumentaron casi un 60% -un total de 2.680 frente a los 1.688 de 2012-.