Catorce años de prisión y prohibición de entrar y residir en Vigo por un tiempo superior en un año al de la pena de cárcel impuesta. Es la condena de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, a Francisco Rafael Álvarez Martínez, el vigués que mató a su exmujer de 39 años con un cuchillo en la vivienda de Coruxo donde residía la víctima, Cristina González Sacau, con los dos hijos menores que tenía en común con su agresor. La sentencia fue notificada ayer, tres semanas después de que el jurado popular declarase al acusado culpable de un delito de homicidio en concurso con otro de allanamiento de morada, con la concurrencia de las agravantes de abuso de superioridad y parentesco y la atenuante de confesión.

Tras el veredicto del jurado, sólo restaba por imponer la pena. Y el magistrado ponente condena a Francisco Rafael Álvarez a 14 años de cárcel -un año menos que lo que solicitaban la fiscal y la acusación particular-. Además, el acusado no podrá aproximarse a los dos hijos gemelos que tenía en común con la víctima, así como a los padres y hermanos de la fallecida, "por un tiempo superior en un año al de la pena de prisión impuesta", es decir, durante 15 años. Durante este mismo período de tiempo se le priva del derecho "a residir" o entrar en el término municipal de Vigo. Y además del comiso del "instrumento del delito", el cuchillo, el magistrado sentencia también a este vigués a abonar indemnizaciones que suman 240.000 euros: 100.000 euros para cada uno de sus dos hijos, que tenían 8 años cuando perdieron a su madre, y un total de 40.000 para los padres de la fallecida.

Las declaraciones del autor confeso del crimen, los testimonios e informes de la Policía Nacional y el relato de los forenses fueron los elementos de convicción en que se basó el jurado. Y en la sentencia dictada de acuerdo con este veredicto se establece la secuencia de hechos probados. Todo ocurrió poco después de las nueve y media de la mañana del 11 de octubre de 2011 en la vivienda de la víctima, en Camiño Breadouro, donde el acusado esperó a su exesposa, que había ido a llevar a sus dos hijos de 8 años al colegio. El fallo recoge que, "además de causarle otras heridas", el agresor clavó un cuchillo de 17,5 centímetros de hoja en el cuello de la víctima. La puñalada, realizada con "violencia evidente", atravesó los pulmones y desgarró la vena yugular de la mujer, lo que originó su muerte por shock hipovolémico. La víctima presentaba 4 cuchilladas.

Por la puerta trasera

Francisco Javier, que disponía de un galpón en la finca para sus labores de carpintero, había accedido a la casa por la puerta trasera "sin autorización ni consentimiento" de Cristina, pese a saber que no podía hacerlo "sin permiso". En el fallo se señala que acuchilló a la víctima "con la intención" de acabar con su vida: la lesión letal necesita una "fuerza evidente", por lo que "no es fortuita". El ataque y la utilización del cuchillo, aunque no impidieron a la mujer defenderse, "la situaron en condiciones de clara inferioridad", se agrega en la resolución.

Tras el homicidio, el imputado fingió un robo llevándose el ordenador y el teléfono móvil de su exesposa, así como dinero, incluso de las huchas de sus hijos. Se "desatendió" de las consecuencias de sus actos y se alejó en "inequívoca actitud de huida", dice el fallo. En un monte de Porriño quemó la ropa ensangrentada y enterró todo. Y sobre las dos y media de la tarde fue a la comisaría de López Mora. "Deténganme, que he matado a mi mujer", dijo a un policía. "Aunque la versión de los hechos no era exacta, esa actitud supuso una importante colaboración positiva para la investigación judicial", se valora en el fallo. El autor confeso alegó entonces que había actuado en "defensa propia", negando la intencionalidad. En el juicio también aseguró que fue un accidente involuntario, algo que no se creyó el jurado.

¿Y el móvil? La sentencia señala que los hechos "están directamente vinculados con las relaciones personales existentes entre el acusado y Cristina por haber estado casados hasta hace poco tiempo antes". Fiscal y acusación particular insistieron que Cristina iba a presentar al día siguiente de su muerte a su novio de Sevilla a su familia, agregando que el acusado la mató porque "la perdía definitivamente".