José Manuel Burés Otero, el vecino de Valga que el miércoles fue encontrado muerto y semicalcinado en un alpendre anexo a su vivienda, en el lugar de O Forno (Cordeiro), fue brutalmente apuñalado. Solo falta por determinar cuántas cuchilladas recibió y si se las provocaron antes o después de prenderle fuego.

Todo indica que el autor utilizó el mismo cuchillo que apareció tirado al lado del cadáver, y en el que no había huellas. El homicida las habría borrado, y quizás por este motivo, para eliminar cualquier pista que lo incriminara, también roció el cuerpo del vecino con un líquido inflamable y le prendió fuego.

Todos los indicios apuntan a un robo con violencia, sobre todo porque el hombre asesinado, de 92 años, ya había sido asaltado en su propia casa en varias ocasiones anteriores, tal y como confirman fuerzas de seguridad, vecinos y familiares. No se ponen de acuerdo en el número de veces que fue robado porque tampoco denunció todos los asaltos -quizás fueron tres o cuatro-, pero sí parece confirmado que en al menos una ocasión el autor del robo le puso un cuchillo en el cuello.

Por eso casi todos en Valga creen que detrás de esta muerte puede estar el mismo individuo que protagonizó los robos anteriores, un vecino en situación marginal y muy conocido por las fuerzas del orden y los valgueses. Tras uno de los robos se confundió y se llevó el móvil de su víctima en el bolsillo pensando que era el suyo, y que dejó en la casa robada.

El ir y venir de esa persona, sus fechorías anteriores y algunas casualidades parecen haberlo convertido en el principal sospechoso. Según indicó ayer el alcalde, José María Bello Maneiro, incluso parece que el fallecido tenía que acudir en breve al juzgado para declarar contra el autor de los robos.

Evidentemente está todo por concretar, y lo único cierto al cierre de esta edición es que no se han practicado detenciones porque se está a la espera de los resultados de la autopsia y demás pruebas forenses, que van a ser cruciales para el trabajo de la Guardia Civil y la Unidad Central Operativa (UCO), desplazada expresamente desde Madrid para colaborar en la investigación.

Al filo de la una y media de la tarde de ayer se procedió al levantamiento del cadáver, que fue trasladado a la Unidad de Antropología Forense (Verín), haciéndose cargo del caso el que está considerado uno de los mejores especialistas del mundo en la materia, Fernando Serrulla. Dado que lo sucedido está bajo secreto de sumario no ha trascendido absolutamente nada de las primeras pruebas que se han realizado para tratar de esclarecer el crimen.