Un robo con intimidación y retención ilegal de la víctima que no ha sido probado, ha dado paso a una condena por falsificación en documento oficial. La pesadilla que un exindustrial vigués de 84 años aseguró haber vivido el 30 de noviembre de 2008, cuando tras ver un partido del Celta en un bar de la zona de Samil de Vigo con un hombre -al que había conocido de pasear por el Naútico-, fue retenido a punta de cuchillo en su propio vehículo por éste, que le maniató y amordazó para robarle dinero, documentación y efectos personales, no ofrece fiabilidad según el magistrado de Penal 3 que juzgó la causa.

El juez absuelve a Arturo C.V. del delito de robo con violencia por el que la fiscal solicitaba 4 años de prisión, pero le condena a un año y medio de cárcel, así como a 9 meses multa a razón de cinco euros diarios por un delito de falsificación continuada de documento oficial, ya que usó una fotocopia manipulada del DNI y una cuenta bancaria de la víctima para dar de alta cuatro líneas de telefonía móvil que se cargaron a la cuenta del octogenario sin su permiso.

La sentencia considera que el testimonio de la retención ofrecida por el anciano "no ofrece fiabilidad", y destaca importantes contradicciones durante su declaración en la vista oral. Así, mientras en el juicio declaró que el acusado le puso un cuchillo en el costado para abrir el coche, en su denuncia inicial manifestó que se lo puso al cuello. Pero lo más importante para el magistrado es que "no existe en el atestado policial diligencia alguna practicada por funcionarios policiales", pese a que el octogenario aseguró que logró escapar cuando su acompañante bajó a comprar tabaco y que la Policía se hizo entonces cargo de su vehículo y le trasladó a su domicilio.

El juez tampoco da crédito a la declaración del acusado, que negó siquiera estar el día de los hechos en Vigo y aseguró que s encontraba en Portugal con dos amigos que no comparecieron a testificar. Considera probado que falsificó el DNI de la víctima y usó los datos de sus cuentas bancarias con posterioridad para adquirir cuatro teléfonos móviles, en establecimientos de Vigo y Pontevedra, y cargarle a él los gastos.

Y es que fue concluyente la identificación que realizaron en el plenario varias empleadas de las tiendas de telefonía que reconocieron sin duda al acusado como el hombre que acudió a comprar los teléfonos con una fotocopia del DNI del anciano, aunque dos barras negras tapaban los últimos dos años de la fecha de nacimiento: 1925. En cuanto al número de las cuentas bancarias, el fallo coincide con la fiscal y considera que se hizo con ellas en el buzón de la víctima.

El exindustrial octogenario manifestó durante el juicio que "el susto que me llevé me estropeó la vida". "No pude defenderme ¿cómo me iba amover si tenía un cuchillo al cuello? Me ató las manos con un cordel y me tapó la boca con la bufanda". Pudo escapar del vehículo cuando su captor paró para a ir a un bar.