La sentencia no solo corrobora que un gimnasio de kárate de Gran Canaria albergó la mayor trama de pederastia jamás descubierta en España, sino que, además, relata los mecanismos que la convirtieron durante dos décadas en una "cuasi secta sexual". El fallo deja al descubierto que detrás del prestigioso "sensei" Torres Baena había un "depredador sexual", que trataba de imbuir a sus alumnos su particular filosofía para satisfacer sus deseos y organizar orgías. Y, para lograrlo, no dudaba en utilizar "como cebos sexuales" a su mujer y a otra monitora. "Se ha dicho en este proceso que Torres había creado una cuasi secta sexual. Y es cierto", dice el fallo, que relata cómo las víctimas eran sometidas a charlas donde se les hablaba de las "grandezas" de mantener relaciones sexuales, pues les haría "mejores personas" y "karatekas de éxito".