El mar ha vivido una nueva tragedia. Ignacio Pedrouso Figueroa, natural de Marín pero afincado en la parroquia buenense de Cela, falleció ayer mientras practicaba pesca submarina en Bueu con su hijo a pesar de los denodados esfuerzos de los equipos de emergencia, que intentaron reanimarlo a lo largo de una hora. Y lo lograron. El hombre, de 58 años de edad, recuperó el pulso y fue trasladado en ambulancia en un estado extremadamente grave hasta el hospital de Montecelo, en Pontevedra, en donde falleció pocos minutos después de su llegada.

El trágico accidente se produjo alrededor de las 12.30 horas, cuando Ignacio Pedrouso regresaba con su hijo a tierra después de faenar en una zona muy próxima a la punta de la playa de Portomaior. Su hijo se percató de que algo iba mal cuando echó la vista atrás y vio que su padre había dejado de nadar y permanecía inmóvil con la cabeza sumergida en el agua. De inmediato acudió a socorrerlo y lo sacó del agua, tarea en la cual contó con la colaboración de otro submarinista que también faneaba allí.

Una vez en tierra avisó a los servicios de emergencia mientras le practicaba los primeros auxilios intentando reanimarlo. La mala suerte quiso que la ambulancia con base en Bueu se encontrase en ese momento realizando un servicio en Pontevedra, por lo que fue un vehículo medicalizado de Pontevedra el que acudió a la llamada. Simultáneamente también acudió el personal del centro de salud de Bueu. Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil también acudieron a Portomaior en un amplio despliegue de medios. En la zona se vivieron momentos de gran tesión ya que también se encontraba allí la mujer del fallecido.

El estado de la víctima era en ese momento más que crítico, ya que había entrado en parada cardiorrespiratoria. A pesar de ello los servicios de emergencia comenzaron las labores de reanimación, en las que participaron todos los presentes. Fue una hora de lucha extrema para mantenerlo con vida en la que se turnaron agentes, sanitarios y el resto de los presentes para practicar uno a uno la maniobra de reanimación. Hasta en dos ocasiones hubo que mover el cuerpo del accidentado hacia tierra adentro ya que la marea estaba subiendo.

Ignacio Pedrouso recobró algo de pulso y los servicios médicos trataron de estabilizarlo. Cuando lo consiguieron trasladaron al submarinista en camilla hasta la ambulancia, desde donde se le remitió al hospital pontevedrés de Montecelo. Su estado era extremadamente grave. Llegó con pulso al hospital, pero falleció en urgencias sin que los médicos pudiesen evitarlo.

Las causas que pudieron provocar su indisposición cuando regresaba a tierra se desconocen, si bien el fallecido carecía de un historial anterior de problemas de corazón.