"Un teléfono móvil no es un motivo para matar", sostienen los dos hermanos de Antonio Gómez, el vecino de Xinzo de 56 años asesinado a tiros en Colombia cuando al parecer era víctima de un robo y cuyo cuerpo esperan repatriar el lunes. Un ambiente de incredulidad e impotencia se respiraba ayer en la tintorería que la familia Gómez tiene en el núcleo urbano de Xinzo de Limia (Ourense), donde los parientes, consternados sin poder entender qué sucedió, aguardan por las respuestas que esclarezcan el homicidio.

La víctima, que según sus vecinos nunca tuvo problemas en Xinzo, hablaba por teléfono y los atracadores le habrían exigido al igual que a otros vecinos los móviles. No obstante, a esta línea inicial de investigación se ha ido incorporando pasadas las horas la sospecha de que la muerte pudo haber sido ejecutada por sicarios, según fuentes colombianas.

La víctima llevaba año y medio residiendo en el país latinoamericano y el pasado mes de octubre se había vuelto a casar con una mujer de nacionalidad colombiana a la que conoció allí. Su exesposa y sus dos hijas, que residen habitualmente en Andorra y Cataluña, se están haciendo cargo de las gestiones para repatriar el cuerpo lo antes posible y darle sepultura en su localidad natal.

Eduardo Antonio buscaba prosperidad en Colombia, donde había montado un negocio de promoción de viviendas y bungalows como modo de vida. "No sabemos nada más de lo que leemos en el periódico. Nos dicen que la investigación está bajo secreto y nosotros seguimos esperando noticias", explica entre la resignación y los nervios Severo Gómez, detrás del mostrador del establecimiento donde también se encontraba ayer por la tarde su hermano José.

En Xinzo viven tres hermanos y los padres del fallecido. Una llamada del Consulado español les sobresaltó con la noticia en la madrugada del jueves: "¿Cómo se va a encontrar uno cuando recibe una noticia así? Él sabía a qué país se iba, pero a pesar de la inseguridad que hay, no te esperas que pueda ocurrir algo parecido. Sobre todo si las cosas pasaron como se está diciendo, por un teléfono"

Un grupo especial de la Policía Metropolitana investiga el homicidio. Según el relato del periódico El Heraldo, testigos presenciales aseguran que Antonio se quedó inmóvil con la llegada de los asaltantes y que fue otro vecino el que respondió tras ser conminado a que le entregaran los teléfonos móviles.

Las autoridades colombianas también indicaron que los impactos de bala que recibió el ourensano le fueron propinados por detrás, "uno en el tórax, en línea media clavicular derecha, y otro en la región occipital izquierda", razón por la que no tuvo tiempo suficiente para levantarse de su silla y discutir. "En ese caso hubiese sido impacta de frente", según el policía citado por el diario.