"Lo único que sabemos es que Bosco ha desaparecido. Nos tememos lo peor, sólo nos queda rezar. Fernando está destrozado". Así resumía en televisión Nuria González, mujer de Fernando Fernández Tapias, la situación por la que atraviesa la familia tras diez días sin noticias del tercero de los hijos del empresario y naviero vigués con su primera mujer, la también viguesa Chiqui Riva Suardíaz, fallecida hace unos meses. De forma parecida se pronunciaban consternados familiares del joven en Vigo: "Es una desgracia, parece que se quedó atrapado en una cueva submarina cuando buceaba".

La pista del joven Bosco, de algo más de 30 años, se perdió el pasado 28 de septiembre en Lanzarote. Lo cierto es que hay nulas esperanzas de encontrarlo con vida en el mar y escasas posibilidades de que esté en otra parte de Lanzarote. La investigación puesta en marcha por la Guardia Civil para esclarecer la desaparición de Bosco Fernández Tapias Riva, está prácticamente cerrada.

Una factura por el alquiler de una bombona de oxígeno a uno de los centros de buceo que se encuentran en la Playa Chica el pasado 27 de septiembre fue la pista definitiva que llevó a la Guardia Civil a tener constancia de que Bosco llevó a cabo una inmersión en esta parte del litoral lanzaroteño entre las tres o las cuatro de la tarde de esa misma tarde, nueve días antes de que los buzos de la Guardia Civil (Geas) realizaran las labores de rastreo.

Un hecho que se refuerza con la aparición de su coche en una de las calles próximas a la playa, en el que se encontró su cartera, su ropa, el traje de neopreno y la bombona de oxígeno que había comprado en la isla. El análisis de las operaciones bancarias realizadas por Bosco en las semanas previas al día 27 permitió conocer también que había adquirido plomadas de buceo para poder sumergirse con mayor facilidad, y que no se han encontrado ni en su vehículo ni en la vivienda que tenía alquilada en la zona de Las Caletas.

El operativo de búsqueda se puso en marcha tras la denuncia interpuesta por dos de los hermanos de Bosco Fernández-Tapias que se desplazaron desde Madrid el día 28 por indicación de su padre, alarmado por no tener noticias de su hijo, con quien mantenía una realción estable.

La aparición del coche con sus pertenencias personales el 4 de octubre dio lugar a la actuación de los Geas, que al día siguiente empezaron a inspeccionar la zona de Playa Chica. Labores se prolongaron durante todo el miércoles sin resultado alguno. Esa noche se ponía fin a la búsqueda marítima. Y es que puede estar en un veril de 800 metros de profundidad, con lo que el rescate resulta improbable.

Las diligencias judiciales todavía se mantienen abiertas por si se produce algún movimiento tanto de su DNI como de alguna de sus tarjetas de crédito en un comercio o entidad bancaria que dé un vuelco al caso.