Una gran explosión ocurrida ayer en una de las casetas de la pirotecnia A Rosaleira, situada en el lugar de As Aceñas de la localidad pontevedresa de O Rosal, se cobró la vida de su dueño, Félix Martínez Martínez, de 49 años, cuando se encontraba manipulando explosivos en su interior. La caseta quedó totalmente destrozada, lo que constituye un claro ejemplo de la magnitud de la deflagración, que llegó a escucharse en el centro urbano del municipio, situado a varios quilómetros de distancia. El accidente pone al descubierto el caso de una familia y de una pirotecnia perseguida por la tragedia: la madre del fallecido pereció en un accidente similar ocurrido en este taller en 1986 -en el que también perdieron la vida dos trabajadores- y el padre murió en otra explosión registrada once años después, concretamente en 1997.

El siniestro de ayer ocurría poco antes de las seis de la tarde. El gran estruendo provocado por la deflagración llegó al centro de O Rosal, donde la esposa del fallecido y su hijo se encontraban haciendo unas compras en una librería, enterándose en este lugar de la terrible noticia. En el accidente que le costó la vida a Félix Martínez resultaron ilesos otros operarios que estaban trabajando en ese momento, entre ellos, R. G., que se encontraba en otra caseta, que fue alcanzada por los cascotes y que aseguró estar “muy afectado por lo que acababa de vivir”, según informó el alcalde de O Rosal, Jesús María Fernández Portela.

El regidor local acudió al lugar y siguió el desarrollo del operativo, en el que intervinieron agentes de la Guardia Civil, sanitarios del 061 y los bomberos de O Porriño, que procedieron a cerrar la zona por orden policial, a fin de impedir el acceso al recinto en el que trabajaron los TEDAX para elaborar el correspondiente informe. Un transporte privado retiró el resto de material existente en la pirotecnia para trasladarlo a la de Tui. La pirotecnia de A Rosaleira se había puesto en marcha hace unos 30 años y se había modernizado, contando en la actualidad con mayores medidas de seguridad. Al respecto, el alcalde de O Rosal aseguraba ayer que el fallecido “estaba manipulando material en su caseta rodeada de una pendiente de tierra, cumpliendo con todas las medidas”.

La deflagración rompió la tranquilidad en la localidad. “Estábamos en un comercio del centro cuando escuchamos la gran explosión. Enseguida supimos que era la pirotecnia. La gente estaba calmada, pero pedía información”, relata José Martínez González, un vecino de la zona. Otros incluso observaron desde la distancia el humo y se acercaron hasta el lugar.

Personas que conocen a la víctima del siniestro explicaban ayer que “después de los accidentes de sus padres y empleados, los familiares le aconsejaban que dejase ese trabajo, pero él decía que quería seguir, porque eso era su vida”.

Fue un vecino quien avisó a la Guardia Civil del accidente, mientras que uno de los obreros era quien llamaba al 112, pidiendo ayuda médica para atender a Félix que, supuestamente, falleció en el acto.