Pasaban los días en una improvisada cabaña construida con láminas de zinc y plástico. Dormían en unas maltrechas literas construidas con madera. Y su dieta se basó fundamentalmente en alimentos enlatados, pan y lo que los venezolanos denominan “granos”, en donde incluyen desde arroz a frijoles. De esta manera subsistieron durante un mes en plena selva los dos ingenieros gallegos secuestrados en Venezuela. Francisco Antonio Lorenzo, de 37 años, y su sobrino José Luis, de 30, se recuperan en el calor del hogar de los largos días que pasaron entre las montañas bajo la atenta vigilancia y el férreo control de sus captores que, al verse cercados por las fuerzas de seguridad, decidieron dejarlos libres la madrugada del pasado lunes.

Los alimentos enlatados, los “granos” y las “harinas” (pan, galletas, etcétera) eran el menú un día sí y otro también. Los policías encontraron en la cabaña una cocinilla a gas que servía para calentar la comida. Los dos ingenieros perdieron algunos kilos pero, según manifestaron a su familia, no fueron maltratados por sus secuestradores.

La cabaña en la que estaban retenidos fue localizada en las montañas del sector “El Potrerito” y El Topón, en Peribeca. Un lugar no muy lejano de la ciudad de San Cristóbal, donde Francisco Antonio y José Luis fueron secuestrados el pasado 6 de marzo en las instalaciones de la fábrica de plásticos que tiene esta familia, cuyo patriarca es José Andrés Lorenzo Maceira, un empresario de Pazos de Arenteiro (Boborás) asentado en Venezuela. Toda la familia celebra ahora la liberación de estos dos ingenieros: “Estamos muy contentos; ¡imagínese!”