Un joven vigués se sentará hoy en el banquillo de los acusados por causar un accidente ocurrido hace seis años en Vigo que se saldó con una mujer de 43 años y una niña de 9 muertas. Otras dos menores de la misma edad, una de ellas hija de la fallecida, sufrieron heridas muy graves. Todas regresaban de celebrar la Primera Comunión de una de las pequeñas heridas y su coche fue embestido por el del imputado, que entonces tenía 23 años y que, según el fiscal, circulaba a entre 115 y 120 kilómetros por hora. El ministerio público solicita para él una condena de tres años de cárcel y otros seis de privación del carné de conducir.

Los hechos ocurrieron media hora después de la medianoche del 2 de junio de 2002 en la avenida de Castrelos. El acusado, José Manuel P.R., que en la actualidad tiene 28 años, iba al volante de un Rover 216 propiedad de su padre. Según el escrito de calificación del fiscal, "iba de forma temeraria, a velocidad no inferior a 115 o 120 kilómetros por hora, conduciendo durante unos 200 metros en zig-zag y realizando una serie de adelantamientos prohibidos por existir en la calzada línea continua o por adelantar por el carril izquierdo".

Al llegar a la altura del número 333 de esa avenida, la acusación pública relata que, dada la excesiva velocidad a la que iba, perdió el control de su vehículo al salir de una curva e invadió el carril contrario. Esta maniobra obligó a los vehículos que circulaban correctamente por esta dirección a realizar maniobras evasivas para sortear la colisión. Pero el vehículo que conducía María Ana Pérez Fernández no pudo evitar el choque: el Peugeot 205 que guiaba acabó empotrado en un báculo del alumbrado público.

Esta mujer y una de las tres niñas que iban con ella en el turismo, Cristina B.S., perdieron la vida. Las otras dos menores, Estela C.P. y Raquel G.L., sufrieron lesiones muy graves e ingresaron en la UCI. Una de ellas tiene, como secuela, el acortamiento de un centímetro de la pierna izquierda.

El acusado tenía permiso de circulación en el momento del accidente, pero padecía una grave incapacidad para la conducción, reconocida por la Jefatura Provincial de Tráfico, que había acordado suspenderle, por un plazo de dos meses y hasta el 20 de julio de ese año, la autorización administrativa para guiar un vehículo por conducción temeraria.

Delitos

El ministerio fiscal lo considera responsable de dos delitos de homicidio causados por imprudencia grave, otros dos delitos de lesiones, también por imprudencia grave, y un delito de conducción temeraria. Pide para él una condena de tres años de cárcel, una solicitud que las acusaciones particulares elevan a cuatro.

La defensa, por su parte, alega que el joven sufre esquizofrenia, una enfermedad que, a su juicio, influyó en el accidente. Por este motivo, están citados varios psicólogos para la vista que se celebrará hoy en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo. La Fiscalía no recoge esta enfermedad mental en su escrito.