La sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra refleja el calvario que tuvieron que pasar los dos pequeños antes de que se produjera el trágico desenlace con la muerte del niño Aarón en el centro de salud de Ponteareas a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria que la autopsia atribuye, sin duda, a la "gravísima y evidente desnutrición" de dos o tres meses de evolución.

Asegura el fallo que los síntomas que presentaban los pequeños eran "evidentes". El niño tenía, por ejemplo, hundimiento de las cuencas oculares y atrofia muscular generalizada que le impedía moverse, con una "notable afectación en la piel". Los síntomas de su hermana eran similares. De hecho, con dos años, el pequeño sólo pesaba 8,2 kilos y la niña, de 3 años, marcaba 8,8 kilos sobre la báscula, cuando lo habitual en este último caso sería de 15 kilos.

El Tribunal de la Audiencia también tiene en cuenta como prueba el testimonio del guardia civil que inspeccionó la vivienda tras la muerte de Aarón, que constató como el niño pasó los últimos días de su vida en una casa sumida en un gran "desorden" y con "gran cantidad de basura y suciedad acumulada".