La declaración de los peritos que realizaron la autopsia al pequeños Aharón, de sólo 2 años de edad, y a su hermana, de 3, hablan a las claras del infierno que pasó el pequeño antes de fallecer por inanición. Según explicaron, la causa de la muerte fue una parada cardiorrespiratoria por un proceso de desnutrición "de varios meses de evolución". La duración de la situación de desnutrición es clave, entre otras cuestiones, para determinar si el padre conocía, a pesar de sus prolongadas ausencias, la grave situación en la que se encontraban los pequeños, tal y como cree el fiscal. Los exámenes posteriores determinaron que el pequeño no tenía ninguna otra patología que pudiera haber contribuido a su fallecimiento. Los peritos no se atrevieron a establecer un plazo exacto de tiempo de la duración de este proceso de desnutrición, pero hablan de entre dos o tres meses, "sino de más". Fiscalía sostiene que, en las últimas tres semanas de vida del menor, después de que se marchara su padre por última vez, la madre no dio nada de comer a los pequeños. Los peritos corroboraron este extremo y aseguran que "básicamente bebió y si comió algo fueron muy pocos hidratos de carbono". Cuando falleció, el niño tenía dos años y pesaba 8 kilos, un 70% menos de lo habitual para su edad. La niña presentaba un cuadro similar de desnutrición y deshidratación grave. Ambos tenían "una atrofia muscular impresionante" que al pequeño no le permitía ni moverse y a que impedía a la niña tenerse en pie.

La pequeña, que ahora reside en Navarra con los miembros de la familia materna, tuvo que ser ingresada en la UCI y mejoró a los pocos días. La incógnita está en las más que probables secuelas que le puedan quedar. Los especialistas hablaron ayer de un posible retraso intelectual por dos causas: la primera, la casi nula alimentación que recibió en un periodo en el que el cerebro está en crecimiento; la segunda, la falta de estímulos para desarrollar su inteligencia. Cuando los familiares que la tienen a su cargo la acogieron tras el terrible suceso, se encontraron, explicaron los peritos, con una niña hostil (que "levantaba la mano nada más que uno se acercaba a ella y que respondía con insultos") y que apenas decía una palabra. Una muestra, creen los especialistas, de la dureza del ambiente en el que vivía. La niña tenía hematomas que atribuían a un presunto maltrato.