Ninguno de los responsables de las tres empresas imputadas por homicidio imprudente tras el desplome del muro de piedra de una finca que mató y sepultó en su coche al redondelano Diego Carnero Vidal en 2003, sabe cómo el muro se elevó de 5 a 8 metros. Sus responsables negaron ayer en la vista oral que se celebra en el Juzgado de Penal número 3 de Vigo, haber elevado la altura del muro.

En el banquillo se sientan también los propietarios de la finca, el ciclista Marcos Serrano y su padre, que declararán hoy. El fiscal pide penas de dos años y medio de cárcel para cada uno de los imputados y casi 100.000 euros de indemnización para la viuda y los hijos de la víctima. La acusación particular eleva al doble la indemnización.

Ayer fueron interrogados Antonio Amadeo Álvarez González, responsable del proyecto técnico de diseño del jardín; José Antonio Martínez Cabaleiro, que admitió la construcción del muro hasta una altura de 5 metros, aunque casi alcanzaba los 10 cuando se derrumbó; José Antonio Álvarez Valle y su entonces socio Alberto Vázquez Villar, contratados para instalar la rampa de acceso a la vivienda, y José Antonio Nieto Sanjuán, un cantero que aseguró haber sido subcontratado por los anteriores para completar las obras. Afirmó que sólo colocó las hiladas de ornamento de piedra vista superiores, ya que el muro de 8 metros estaba construido en su totalidad. Expuso que inicialmente Alberto Vázquez era quien controlaba su trabajo y quien le abonó con un talón el primer pago, si bien la empresa Vázquez Villar dejó las obras y ya trató directamente con Alfredo Serrano.

Los imputados, aunque no supieron explicar quien elevó el muro, admitieron que no conocían la existencia de un proyecto, ni había director de obra que controlara sus tareas. Coincidieron en que era Alfredo Serrano quien les daba instrucciones y les pagó, y los que le preguntaron por la licencia obtuvieron la misma respuesta: "Es cosa mía".

Aunque la acusación particular sostiene que la propia víctima había presentado denuncia en el Concello de Redondela por el peligro que suponía el muro, y que algunos vecinos se quejaron de que algunas piedras caían a la carretera, los empresarios aseguraron que nadie se dirigió a ellos, y ni la Policía Local ni el Inspector de Obras de Redondela acudieron a inspeccionar las obras. Por este motivo la acusación particular mantiene como imputado al responsable municipal, a quien el fiscal no acusa.

El primero en declarar fue Antonio Amadeo Álvarez González, autor del proyecto de diseño del jardín, quien negó haber dirigido las obras del mismo y mucho menos la construcción del gran muro. En este caso la imputación la sostiene la Fiscalía, ya que la familia de la víctima retiró la acusación. Señaló que sólo hizo el diseño y que Marcos Serrano y su padre estaban juntos cuando le pagaron, desentendiéndose desde entonces de la obra. Tanto el técnico como los constructores declararon que habían advertido a Alfredo Serrano de la necesidad de disponer de una licencia municipal de obra para los trabajos.

Martínez Cabaleiro, por su parte, reconoció que el muro lo hizo sin zapatas ni drenajes porque el terreno era firme, pero expuso que advirtió a Nieto de que no podía elevarse más ya que no aguantaría. Éste rechazó tales advertencias durante su interrogatorio y aseguró que sólo le había dicho que no trabajara para Serrano porque él todavía no había cobrado todo el dinero.