Víctimas de los abusos sexuales por parte de sacerdotes de la Iglesia católica celebraron la renuncia en masa este viernes de los obispos chilenos, al final de una inédita reunión en el Vaticano con el papa Francisco.

"No supieron proteger a los más débiles, los expusieron a abusos y luego impidieron justicia. Por eso, solo merecen irse", dijo en su cuenta de Twitter, José Andrés Murillo, uno de los acusadores del sacerdote Fernando Karadima, cuyo caso abrió una inédita revisión por parte del Vaticano de la actuación de todo el clero chileno frente a los abusos sexuales y su encubrimiento. Otro de los denunciantes de Karadima, Juan Carlos Cruz, afirmó que la decisión de los obispos chilenos "cambia las cosas para siempre". La renuncia de los obispos fue "para que el papa esté libre; esa es la idea, no queremos decirle al papa: 'usted tiene ahora su barco y manéjelo solo', por el contrario, él cuenta con nosotros", comentó ayer al regresar a Chile, el obispo de Chillán, Carlos Pellegrín. "Estamos a su total disposición para limpiar lo que haya que hacer, para asegurar protocolos que nos permitan ayudar a las víctimas de una mejor manera", agregó a periodistas que aguardaban en el aeropuerto de Santiago el retorno de los religiosos chilenos.