El de A Valga dio el pistoletazo de salida ayer a la temporada de curros en Galicia, en una jornada en la que la lluvia marcó el compás. Los "aloitadores" tardaron casi dos horas más de lo que lleva habitualmente conducir a los caballos salvajes desde los montes de A Groba hasta el curro debido a la lluvia, que, persistente, se empeñó en aguar esta fiesta ancestral.

Así, los "aloitadores" salieron a las nueve de la mañana bajo la lluvia y un cielo amenazador en busca de los caballos y no entraron en el curro hasta pasadas las dos de la tarde. "Este año se retrasó el curro por la lluvia que caía a primera hora de la mañana", explicó ayer José Fernández Martínez, presidente de la Asociación de Gandeiros Curro da Valga.

Provistos de sus varas de encabestrar, los "aloitadores" entraron acompañados de 250 caballos en el recinto, donde se separó a los ejemplares jóvenes de los adultos. Después de la comida campestre, comenzó la tradicional "rapa das bestas", en la que cada ganadero separa sus reses para cortarles las crines, marcar a fuego a los nuevos ejemplares y colocarles el microchip que exige la Xunta desde 2012 a los que no lo tenían.

A pesar de la lluvia que marcó la primera parte de esta fiesta milenaria, la meteorología quiso ser benévola con el curro de A Valga y a medida que fue avanzando la mañana, el cielo fue despejándose y la "rapa das bestas" se celebró con normalidad, aunque se acabó de acicalar y de marcar a los animales más tarde que otros años. A las ocho de la tarde, aún se estaban preparando a los animales, que después son devueltos a la Serra da Groba, donde viven en libertad todo el año.

Este año se estrenaban además como "aloitadores" una decena de niños de entre 10 y 12 años, naturales de Oia y O Rosal, que se incorporaron a la cuadrilla con sus padres, familiares y vecinos adultos, curtidos en la "rapa das bestas". "Los niños se lo pasaron muy bien y disfrutaron mucho conduciendo a los caballos y entrando con ellos en el curro", aseguró Fernández Martínez. Estos niños son el futuro de este curro, el más madrugador y también el más famoso de Galicia

El público tampoco dejó de acudir por la lluvia con la que amaneció el día y llenó el curro de A Valga, un recinto de piedra cerrado donde caballos y "aloitadores" miden sus fuerzas.