Las mujeres gallegas están "clara y completamente" en los márgenes de la creación y del reconocimiento. Así de contundente se muestra en sus conclusiones el informe "Diagnose da Cultura Galega. Datos para unha estratexia cultural no século XXI" elaborado por el Observatorio del Consello da Cultura Galega (CCG). Encargado por la Consellería de Cultura de la Xunta de cara a la elaboración de la Estratexia da Cultura 2021, este estudio realiza una radiografía del sector, en base a los datos estadísticos de fuentes primarias como el Instituto Nacional de Estadística, el Instituto Galego de Estadística y la Sociedad General de Autores y Escritores (SGAE). Sin embargo, esta marginalidad, añade el CCG, no se debe a que no haya creación, sino a la "infravaloración" y a la invisibilidad del trabajo de las mujeres en este ámbito, ya que la mayoría de los reconocimientos públicos recaen en sus compañeros varones, que también acaparan las exposiciones artísticas y ocupan la mayor parte de los puestos de responsabilidad en las asociaciones y organizaciones colegiales con contadas excepciones.

Esta radiografía no hace más que evidenciar lo que desde hace años denuncian las profesionales de la cultura gallega: la desigualdad de oportunidades y el techo de cristal, algo que, por otro lado, no es diferente de lo que pasa en otros campos, como así reconoce el CCG. "Hay una barrera real. Cuando una mujer va a una entrevista de trabajo, lo que miran es si tiene edad para tener hijos", explica la periodista, escritora y política Mª Xosé Porteiro, coordinadora de la Comisión de Igualdade del CCG, quien insiste en que la mujer no tiene un acceso igualitario. "En la función pública, donde el acceso es objetivo, su representación en puestos medios altos sí es mayor. Esto quiere decir que en el sector privado no tiene las mismas oportunidades que el hombre", alega.

Las profesionales gallegas del audiovisual clamaron contra la desigualdad en el sector con los abanicos rojos que inundaron la gala de los Mestre Mateo. La productora Chelo Loureiro, miembro de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), que integra a más de 400 profesionales de toda España, asegura que para una mujer es más complicado acceder a financiación para sus proyectos que a sus colegas varones. Y no es por falta de ideas; es una cuestión de confianza.

"El sector económico está en manos de hombres y parece que estos tienen más confianza en los proyectos que firman hombres. A una directora le cuesta mucho más conseguir financiación, sobre todo si es un presupuesto es alto. Ninguno de los thrillers taquilleros que han coproducido y promocionado las grandes cadenas de televisión han sido dirigidos por una mujer. Y si no te avala un proyecto que haya tenido un mínimo de 1,5 millones de espectadores en el cine, tus posibilidades de acceder a las ayudas se reducen bastante", explica. También le cuesta más rodar su segunda película. Según Loureiro, una media de diez años.

Xisela Franco, directora de cine, afirma que para una mujer es más difícil acumular logros y ser respetada en una profesión tan masculinizada como es el cine, fenómeno que también constata el CCG, que afirma que tanto en el sector audiovisual como en el de la edición la presencia femenina es inferior, algo que sucede también en el ámbito de las orquestas sinfónicas.

"Cuando entro en un equipo de rodaje tengo que demostrar que además de ser una trabajadora y agradable soy una profesional competitiva. Siendo directora sé que se me mira con sospecha de que mi valía está por demostrar, y ahora que soy madre tengo clarísimo que las oportunidades no son las mismas", sostiene la directora viguesa, que recuerda que solo un 7% de los proyectos con un presupuesto importante están dirigidos por mujeres.

En el mundo de arte, la situación tampoco es más fácil. "Resulta una incongruencia y es alarmante que el 80% de los alumnos en las escuelas de arte sean mujeres pero que el 80% de los que exponen sean hombres. Esto impide la visibilidad de las artistas", afirma Berta Cáccamo.

Según la escritora An Alfaya, el techo de cristal y la desigualdad afectan por igual a todos los ámbitos. "Solo hay que echar un vistazo a los miembros de la Real Academia Galega, por ejemplo. ¿Cuántas mujeres tiene?", se pregunta la escritora, para quien romper con el machismo significa empezar por los cimientos, es decir, por la educación. "El problema es que está tan asentado que a veces no somos capaces de detectarlo", alerta.

Y en la educación en igualdad, la industria audiovisual tiene mucho que aportar. "Los papeles femeninos aún siguen siendo secundarios y sus vidas giran en torno a los masculinos: madre de, esposa de... Si queremos cambiar la sociedad para que nos beneficiemos todos, tenemos que cambiar ciertos contenidos y la imagen que se da de la mujer", asegura Chelo Loureiro.

Chelo Loureiro - Productora

"Nos cuesta mucho más conseguir financiación para un proyecto"

Mª.X. Porteiro - CONSELLO DA_CULTURA GALEGA

"Lo primero que se ve de una mujer es si está en edad para tener hijos"

Berta Cáccamo - Artista

"El 80% de los alumnos de arte son mujeres, pero exponen los hombres"

Xisela Franco - Directora de cine

"Se me mira con sospecha de que mi valía está por demostrar"

An Alfaya - Escritora

"La representación de la mujer es muy inferior al hombre en todos los ámbitos"