"La imagen de Martín Códax como trovador está a medio camino entre cronista, reportero y novelista", aseguró el escritor y comandante de línea aérea Francisco Narla, sobre la enigmática figura que firmó las cantigas que reproduce el Pergamino Vindel y que citan la ría de Vigo. Ahora que el célebre pergamino ha regresado a EE UU después de exponerse en la ciudad, el investigador ahonda en los misterios que aún rodean al autor -cuyo apellido, Códax, por comenzar por lo más obvio, no ha existido a posteriori o no se ha vuelto a documentar onomástica gallega-.

"Los trovadores medievales eran cazadores de historias, querían hacer una gran composición que todos acabasen recordando; la mayoría eran pícaros que querían ganarse el pan y tocaban hasta una cístola a cuatro manos", indicó el autor aludiendo a los instrumentos medievales que se reflejan en el Pórtico de la Gloria. Para reflejar la importancia de las música en las composiciones de los trovadores, Narla colocó presidiendo la mesa la reproducción una giga, instrumento del siglo XIII, -trabajo de Luciano Pérez, técnico da la colección de instrumentos musicales del Centrad-, que ayudó a ambientar la historia de Martín Códax y también la exposición que acogió el Museo do Mar en Vigo. Narla también referenció la importancia de las grandes gestas en la literatura medieval.

Narla ofreció una conferencia con proyección y coloquio en el Club FARO, en la que abordó "La desconocida vida de Martín Códax" y en su discurso histórico transitó por la vida de Alfonso X ("El sabio") hasta las lejanas tierras de Mongolia. Francisco Narla, que acaba de lograr el premio "Edhasa" de Narrativas Históricas, fue presentado por el presidente de la Agrupación de Libreiros de Vigo y administrador gerente de la Librería Librouro, Xurxo Patiño que ensalzó su tarea como novelista (un "referente en la novela histórica") y autor de obras de narrativa anteriores, desde "Los lobos del centeno", pasando por "Donde aúllan las colinas "hasta "Laín, el bastardo". "Narla nos ha vuelto a maravillar con otra extensa obra, como él mismo, rebosante de energía y entusiasmo, de vigor narrativo e histórico, que nos muestra desde las tierras gallegas a los confines del mundo conocido en el medievo del siglo XIII", introdujo Patiño, que alabó el gran trabajo de investigación previa y erudición. El acto contó también con la presencia -a pesar de la gripe- del director del Museo do Mar, Vicente Caramés, que, al final de la ponencia aseguró que durante la exposición visitó la sala del Pergamino Vindel durante varias veces al día y reconoció también que escuchó diversas teorías, de lo más variopinto, sobre su autor. En su opinión, "seguro que Martín Códax no compuso solo siete cantigas; las que se guardaron serían sus best seller,".

Lo único que sabemos de Martín Códax es por el Pergamino Vindel; pero hay autores que apuntan, incluso, que ha sido una mujer. La opción que transmite en la novela asume que Martín Códax ha sido un trovador del siglo XIII y quiere contar la historia de Laín, que regresa de las Cruzadas, hijo bastardo de un poderoso noble. También que hay varios nobles gallegos que participaron en las cruzadas con los Templarios, incluso documenta la presencia de un grupo de soldados en el desierto de Judea y de alguno de los hechos ha quedado constancia en la iglesia de Santa María de Sobrado (A Coruña) en 1216. En su recorrido histórico, paseó por el origen de la palabra asesino, que procede de una palabra árabe que significa fumador de hachís, o las explotaciones perlíferas en el estrecho de Ormuz, en el golfo de Omán. Llegó hasta Alfonso X, de quien dijo que llevó una vida compleja, en la que mató a uno de sus hermanos, hizo exiliar a otro y no reconoció a todos sus hijos. "Casi hunde Castilla, y acabó sus días despreciado y deshauciado, solo en Sevilla".

Sobre las composiciones musicales que se documentan en aquellos días del medievo -sin otros medios de comunicación- destacó las cantigas, que buscaban o bien ser 'espejo de reyes' y que ellos tuvieran algo en que fijarse para gobernar, o bien narrar una gran gesta, como el Cantar de Mío Cid o los Infantes de Lara. Al final de la conferencia hubo un momento altamente emotivo: el público preguntó al escritor por qué se dedica al mundo de la aviación y a la escritura. Narla reconoció que es escritor gracias a Saint-Exupéry, célebre autor de "El Principito" y también aviador, que murió en un accidente aéreo. "La admiración que le tengo tiene la culpa de que yo sea las dos cosas". Coincidió Narla en que ambas -la de escritor y la de comandante de aviación- son profesiones vocacionales y reconoció que, aunque menos, sigue volando desde A Coruña.