De la veintena de consagrados, 18 siguen manteniendo "contacto y amistad". Muchas de las consagradas arroparon ayer a sus compañeras y un único hombre, Gabriel Mosquera, un joven de Cuntis cuyos padres comparecieron hace años en Pontevedra como víctimas de la "secta" y para pedir que les "devolvieran a su hijo". Él negó ayer que "estuviese secuestrado ni nada". Afirma que se movía libremente, que tenía móvil y que "cualquier persona podía tener contacto conmigo". En su caso no considera que su familia denuncie por lucrarse. "Alguien los ha engañado, les han contado cosas que no son ciertas", sostiene.