Nada más atravesar la puerta de entrada de Auschwitz, los prisioneros se encontraban con la enorme inscripción Arbeit macht frei ( El trabajo hace libre), algo que les hacía pensar que en algún momento iban a lograr salir del campo de concentración. Pero pocos deportados sobrevivieron a los horrores que vivían a diario tras las alambradas: los trabajos forzosos en las canteras, el frío en los barracones, la hambruna, las enfermedades, los experimentos médicos, el paredón, las cámaras de gas, los hornos crematorios... Algunos de los que ganaron la batalla por la vida tardaron décadas en regresar a su tierra, pero la mayoría de los supervivientes del holocausto nazi fallecieron como "apátridas" en los países que los acogieron sin poder reencontrarse con sus familiares.

Coincidiendo con el 73 aniversario de la liberación por parte del Ejército soviético del mayor campo de concentración de exterminio nazi -Auschwithz-Birkenau-, la Asociación para la Recuperación da Memoria Histórica (ARMH) ha promovido varias iniciativas en Galicia debido al "desconocimiento generalizado de la realidad de españoles y gallegos en los campos de concentración. Más de 10.000 españoles fueron deportados durante la Segunda Guerra Mundial a campos de concentración, la mayoría a Mauthausen y Gusen, debido a la colaboración entre el régimen de Franco y la Alemania nazi y la Italia fascista. En la lista, figuran 179 prisioneros gallegos, de los que 106 ya no volvieron a cruzar la alambrada.

La provincia de A Coruña concentra el mayor número de deportados a los campos de exterminio. 78 coruñeses fueron condenados a trabajos forzosos. 48 de ellos no sobrevivieron. Solo de la ciudad de A Coruña estuvieron confinados 21 deportados, de ellos 12 murieron en los campos de concentración. De Lugo, fueron 40 los prisioneros (30 fallecidos), de Ourense, 30 (20 muertos) y de Pontevedra 33 (22 fallecidos).

Nada más llegar al campo de concentración tenían que desnudarse y ducharse. Metían todas sus pertenencias en sacos y les decían que se las entregarían cuando salieran. Las ventanas de los barracones estaban tapiadas, pero sabían qué ocurría fuera. Los disparos de los fusilamientos se oían. Dormían hasta ocho juntos, con una sola manta. "Por la mañana hacía fresco, yo tiraba de la manta y nadie hacía nada. Los otros estaban todos muertos", relataba en 2001 en una entrevista a este periódico Ramón Bargueño, natural de Toledo y de Esteiro de adopción tras conocer en París a su segunda mujer, Josefina Lestón, vecina de la localidad coruñesa. "A las seis tocaban el cencerro para levantarse, había una palangana de agua y un trapo para cien. Nos daban un bote de morcilla de un kilo para 20 prisioneros y un pan de otro kilo para seis", relataba entonces Bargueño, alias El Mermelada, sobre su cautiverio en Mauthausen.

La ARMH urge al Parlamento de Galicia a rendir un homenaje a los 179 gallegos que fueron deportados a algunos de los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La petición fue presentada por escrito el pasado 21 de diciembre y desde el colectivo lamentan que, por el momento, no se ha recibido respuesta alguna desde la Cámara autonómica.

La asociación, que tiene constancia de que algunos grupos ya están trabajando sobre la forma en la que plantear este acto de reconocimiento, se ofreció al Parlamento para aportar toda la documentación necesaria para que los gallegos que pasaron por el horror de los campos nazis "tengan el reconocimiento que se merecen por todo lo que sufrieron".

Los partidos también sopesan promover una declaración institucional en relación al Holocausto. Es habitual que el Parlamento se pronuncie y ha ocurrido en años anteriores, aunque para que salga adelante es necesario que haya acuerdo de todos los grupos con representación en el hemiciclo gallego.

Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica inciden en que la deportación de los republicanos españoles, "a los que el franquismo les retiró previamente la nacionalidad, no se entiende sin su ejemplo de lucha en el territorio español contra los ejércitos de Hitler, Franco y Mussolini".

Exposición y conferencia

Entre los actos que organizará la ARMH en recuerdo a los prisioneros deportados en campos de concentración figuran dos en la ciudad de A Coruña. El jueves día 1 de febrero, se inaugurará en la Casa Museo Casares Quiroga una exposición de Francesc Boix i Campo (1920-1951), fotógrafo catalán preso en Mauthausen que ayudó a documentar con sus fotografías el horror sufrido en los campos nazis y que fueron de gran utilidad como prueba en el juicio de Nüremberg. La exposición, que podrá recorrerse con visitas guiadas los miércoles y jueves de 19.00 a 20.00 horas, permanecerá abierta hasta el próximo día 15 de febrero.

El acto de presentación, convocado para las ocho de la tarde, contará con la asistencia de la portavoz de la ARMH, Carmen García-Rodeja; el concejal de Culturas del Concello de A Coruña, José Manuel Sande; el escritor Francisco Xosé Fernández Naval, la profesora y voluntaria de la ARMH Mathilde Savary, así como de familiares de deportados.

La exposición se completará el jueves día 8 de febrero con una conferencia sobre los españoles y gallegos en los campos de concentración a cargo del investigador Benito Bermejo, quien analizará la trayectoria vital de las víctimas a partir del trabajo de recopilación de los nombres de deportados españoles.