Rafael Sánchez Ferlosio tiene en su haber los principales premios de las letras hispanas como el Cervantes, Premio Nadal, Premio Nacional de Ensayo...Durante su periplo vital, ha vivido bastantes años en un palacete con servicio; es hijo de un ideólogo falangista -Rafael Sánchez Mazas, que sobrevivió a un fusilamiento y se convirtió en uno de los personajes del libro Soldados de Salamina de Javier Cercas-; a veces, de pequeño jugaba con él, Primo de Rivera; fue el primer marido de Carmen Martín Gaite; experimentó el calvario de la adicción a las anfetaminas y, hoy en día, es un anciano con fama de huraño que baja en zapatillas a la calle con aires de mendigo. Todos estos apuntes los ofreció ayer J. Benito Fernández sobre el autor tras varios años de investigación que ha volcado en el libro El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio, apuntes para una biografía (Árdora Ediciones). "Es un bachiller que podría ser Premio Nobel", defendió el biógrafo gallego, de Tomiño (Pontevedra).

Benito Fernández presentó su último libro este viernes en CLUB FARO, donde fue introducido por el excelso periodista de la casa Fernando Franco. A través de una vivaz entrevista, J. Benito fue desgranando el oficio del escritor biógrafo así como múltiples anécdotas de la elaboración de esta y sus anteriores obras.

En sus palabras, evidenció una clara admiración por Ferlosio, "un hombre -dijo- al que le preocupan las cosas que no le importan a nadie". A través de su obra y del testimonio de 150 personas a las que contactó para esta biografía (en la que el propio Premio Cervantes rehusó participar), mostró que "es un personaje que levanta un respeto increíble, es como la vaca sagrada que no se puede tocar".

Reconoció que en el libro no se ofrece una vida intrépida, ni alocada, ni siquera profundamente atractiva, sino más bien sosa. "Un intelectual es la persona más aburrida del mundo; no sale. La gente piensa que salen mucho los intelectuales; es mentira. Ferlosio estuvo durante 15 años metiéndose anfetaminas, enganchado; dormía durante el día y trabajaba durante la noche. En su cuarto, había cortinones negros" y de un flexo provenía la principal luz que le tocaba durante cada jornada, resumió su biógrafo.

En esa época, aún estaba casado con Carmen Martín Gaite -Carmiña para los amigos, por su procedencia gallega, de una aldea de Ourense-, quien "le ponía la bandeja con la comida en la puerta del cuarto al que no se atrevía a entrar", rememoró Benito Fernández en su conferencia ayer. Esa habitación era apodada el submarino. En ella, vivía, trabajaba, dormía y comía Ferlosio, quien al acabar los platos sacaba la bandeja fuera del habitáculo para que su mujer se la llevara, en un modus operandi muy similar al metamorfoseado "Kafka", añadió.

Fernández agregó que "Carmiña sufrió muchísimo con este hombre a pesar de ser el hombre de su vida. A él, solo le ponía estudiar, investigar... Delibes decía que ella vivía con un muerto en vida".

Precisamente, fue Delibes quien propuso y animó a Benito Fernández para biografiar a Ferlosio.

No obstante, los intentos para que este colaborara aportando su visión fueron estériles porque según su opinión "las biografías sólo se hacen a los muertos",él no era un personaje "apropiado", "no tenía amigos" y solo "tenía anécdotas y nimiedades", según se recoge en el arranque de la obra. Benito Fernández reconoció en la tribuna de CLUB FARO que "todos sus íntimos me dicen que no va a leer esta biografía. No se molestó en leer Soldados de Salamina, sobre el fusilamiento frustrado de su padre. Cercas se lo envió y no lo leyó".

Como apuntes, Benito Fernández señaló sobre Ferlosio que es "hidráulico porque es un hombre muy versátil" al que le interesan "las aguas, los ríos. Todo pasa por los ríos, sabe muchísimo del curso de los ríos, yo creo que era herencia de su padre" y se plasma en su gran novela -de la que reniega a pesar de haber ganado el Nadal- El Jarama". Sobre esta, señaló que los acentos y hablas que aparecen en el libro los anotó durante su mili en Ceuta, según le confesó un gallego, que coincidió con él en el serviciomilitar allí. Sus compañeros reclutas se dieron cuenta de que era especialito, lo que ha seguido manteniendo durante su vida.

Por último, destacó que es un gran aficionado a los toros, que dejó de cazar por las críticas de su hija; que es un hombre que hace lo que le da la gana y en el que la moral manda por ser "insobornable".