"El azúcar ya se considera unánimemente el tabaco del siglo XXI", aseguró el sociólogo, investigador y periodista Miguel Ángel Almodóvar (Madrid, 1950), ayer en el Club FARO. El autor del libro "Azúcar. El enemigo invisible" explicó durante una conferencia con proyección y coloquio cómo el jarabe de maíz de alta fructosa ha inundado el mercado alimentario y este azúcar en grandes cantidades -incorporado en los productos procesados- está, según su advertencia, relacionado directamente con la obesidad y la diabetes de tipo 2. "Ya hay niños de 13 años con diabetes", aseguró. Al mismo tiempo, apuntó a estudios que sitúan al azúcar añadido (de cualquier tipo y origen) como "un tóxico adictivo, que contribuye a la proliferación de bacterias resistentes" [esta última investigación, publicada en la revista Nature]. La presentación del investigador corrió a cargo del catedrático de Fisiología y Endocrinología en la Universidad de Vigo, Federico Mallo, también médico nutricionista del Real Club Celta de Vigo.

¿Por qué en pocos años, el azúcar ha pasado de ser considerado un alimento lujoso y saludable, donante de energía y felicidad, a convertirse en veneno, tóxico adictivo y coadyuvante de un extenso listado de enfermedades como el síndrome metabólico, problemas cardiovasculares, enfermedades degenerativas o cáncer? La primera razón a la que apuntó el experto es que "la industria azucarera y las multinacionales de refrescos han librado durante años una batalla mediática sostenida por fabulosas sumas de dinero, destinada a ocultar los riesgos del azúcar, dirigiendo las dianas hacia la grasa saturada, el colesterol y la sal...", aseguró Almodóvar. En su argumentario, el sociólogo y divulgador aludió a que ya en 1972, el científico John Yudkin señaló en su libro "Pure, white and deadly", los riesgos del producto refinado de caña.

La Organización Mundial de la Salud reconoce como saludable el consumo de 25 gramos por persona y día de azúcar, cuando varios de los productos procesados que repasó Almodóvar como galletas o salsas que habitualmente consumimos tienen una media de 60 gramos. Miguel Ángel Almodóvar, que ha trabajado para el Centro Superior de Investigaciones Científicas, asegura que ha publicado este libro como un manual para conocer mejor esta sustancia, "tomar consciencia de su alcance y ganarle la batalla".

Pero, ¿qué podemos hacer para reconducir la situación, eludir los riesgos del consumo excesivo de azúcar y, en definitiva, comer mejor? Almodóvar recomienda varias claves: "Leer el etiquetado nutricional de los alimentos" para ser consciente de los aditivos, edulcorantes y conservantes que contienen. También, "cocinar en casa, elaborar nuestro propio menú, huyendo de platos procesados. "Hay que hacer una cruzada para volver a comer comida", aseguró en relación al abuso actual de productos procesados, en aras de la confección tradicional de los platos.

Almodóvar interpretó ante una abarrotada sala varias de las etiquetas de alimentos y bebidas que compramos habitualmente. Se refería -entre otras 'triquiñuelas' de la industria- al condimento E621, que es un tipo de glutamato que "engaña al cerebro para que no haya sensación de saciedad".

Otro de los caballos de batalla del experto fueron los zumos, tanto procesados como naturales. Según Almodóvar, eliminan la fibra de las frutas y, al quedarse únicamente con la parte rica en azúcar, envían al hígado directamente una cantidad de fructosa que no puede digerir. "La fructosa no es más sana que el azúcar blanco; solo lo es cuando se toma con la pieza de fruta, que tiene otros nutrientes", explicó.

También cada vez hay más estudios que, según Almodóvar, relacionan el alto consumo de azúcar, con el riesgo de sufrir "síndrome metabólico", un conjunto de dolencias que aumentan las posibilidades de padecer enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades coronarias y hepáticas. Elementos clave de ese síndrome son el exceso de grasas en sangre o triglicéridos, colesterol alto, hipertensión, glucosa alta en sangre o grasa acumulada en el vientre. Diabetes y problemas cardiovasculares son las patologías que más conocemos en relación con el abuso de productos azucarados. Pero el libro de Almodóvar recoge también, por ejemplo, el riesgo de sufrir daños cerebrales. Algunos estudios que cita "han deducido que a medida que se consumen más azúcar, el cerebro se siente abrumado por los niveles constantes y anormalmente altos de insulina y deja de percibir correctamente sus señalizaciones. Provoca deficiencias en la memoria y en las habilidades del razonamiento".