"He recorrido España, he visitado los pueblos y me encanta Combarro porque es una maravilla. Te emociona ver lugares así", comenta. La localidad de Combarro será, por tanto, su última obra, de la que ya tiene perfilado el boceto.

En un momento de la conversación, Torras habla de su compañera. "Ella es la mejor lotería que me ha tocado a mí en la vida, ha sido una suerte", reconoció el pintor en relación a su mujer María Jesús. "Es una cooperadora de mi pintura, me prepara los 'potingues' de las pinturas". La mujer que lleva a su lado casi 70 años -se casaron en 1946- sigue atenta la entrevista. En la entrada del hogar, preside la pared el cuadro de una bellísima joven, en cuyos rasgos se reconocen los de María Jesús, hija de abogado militar y nieta de notario. Solo diez años menor que el pintor, la mujer ha mantenido la base de aquella belleza y el brillo en los ojos.

Luis Torras también se muestra crítico con parte de la producción artística actual ("un 80% se vende como arte sin serlo", afirma). "No se valora adecuadamente qué es una obra de arte, con el marketing, todo está podrido. Yo quizás no crea en mí, pero sí en mi obra", asegura con convicción.