"El amor sigue en el aire" supuso el debut de Alaska y Mario Vaquerizo en el teatro las pasadas navidades. Este montaje, adaptación de la comedia musical "El amor está en el aire", que protagonizan Bibiana Fernández y Manuel Bandera, sumó a la famosa pareja con fecha límite: doce funciones en el cine Capitol de Madrid. Sin embargo, lo que empezó siendo un romance fugaz se ha convertido en una relación sólida, que el sábado podrá disfrutarse en el Auditorio Mar de Vigo (20.30 h.), donde sus cuatro intérpretes saldrán dispuestos a hacer saltar chispas de amor.

-"El amor sigue en el aire" nació como una experiencia efímera, pero un año después, ahí sigue.

-Es cierto. Cuando nos lo propusieron nos dijeron que era para algún fin de semana, y luego, que podíamos concentrar todo el trabajo en navidades y, un año después, seguimos. Vamos a seguir de gira hasta marzo y no vamos a poder terminar todos los sitios, pero eso de que cuanto tenemos un rato libre, lo que nos apetece es juntarnos y seguir haciendo la obra es muy buen síntoma de cómo nos lo pasamos.

-Ustedes son amigos. Esto será un punto a favor, ¿no?

-No tiene nada que ver porque hay amigos con los que acabas trabajando y no es lo mejor del mundo. Para trabajar juntos hay que tener una serie de intereses comunes y aunque seas muy distintos, que lo somos, en este caso no es una queja sino una delicia.

-No es la primera oferta de teatro que reciben Mario y usted. ¿Qué les hizo aceptar esta vez?

-La música es mi profesión, mi proyecto. Las cosas que hago en teatro, televisión, cine... son proyectos de los demás y como tales, si cuadran, son divertidos, te apetecen y te motivan, los haces. Nunca antes me habían propuesto nada en teatro que me arrastrara a tomarme ese parón que necesitas para ensayar y llevarlo al escenario. Y probablemente también me atrajo que Mario y yo éramos fans. Muchas veces te ofrecen ser tú mismo, y a veces lo haces y te diviertes, pero aquí el desafío era crear los personajes. No somos Mario y Alaska haciendo de Mario y Alaska.

-¿El teatro engancha?

-Mucho. Es muy parecido a hacer conciertos: ensayar, arreglarte y saber lo que tienes que hacer y luego hacerlo y disfrutarlo. Un actor que venga del cine y la televisión y que nunca haya hecho teatro, me imagino que se encontrará con una cosa muy distinta, pero en mi caso, no. Y como a mí una de las cosas que me gustan de los conciertos es todo lo que hay alrededor, todo el anecdotario que supone viajar, con esto me sucede lo mismo.

-¿Y qué verá el público que asista a este musical?

-No es un musical en el que, de repente, nos paremos y nos pongamos a bailar. Aquí, las canciones forman parte del guion y sus letras cuentan cosas que les están pasando a los protagonistas. En esta versión, Mario y yo nos incorporamos como pareja, una pareja que parece que no puede durar y que al final es la que perdura. También es una visión exterior de los momentos más duros de la relación de Bibiana y Manuel. Todo el mundo se siente identificado con algún momento: la euforia del principio, los momentos más de aburrimiento...

-¿El amor sigue en el aire para siempre o termina diluyéndose?

-Tiene sus fases, independientemente de la duración. Todos conocemos a personas que han vivido y se han querido siempre, con sus altibajos, como todos, y también conocemos a personas a las que el amor no les ha durado. El amor es un gran misterio. Se tiene que dar la conjunción de que se encuentren esas dos personas, que tengan esa chispa del amor y que luego lo puedan y sepan mantener hasta el final. Pero en el amor no puedes ser rácano y decir: 'como no sé lo que va a durar...' No. Tienes que meterte de pleno como si fuese para toda la vida, y si toda la vida es un mes, pues bendito mes, y si es toda la vida, pues es un gran regalo que te da la vida.

-¿Qué planes más inmediatos tiene?

-Nosotros (Fangoria) terminamos en octubre pasado los dos años que hacemos de conciertos cada vez que sacamos un disco y este año toca grabar uno nuevo para que salga en primavera de 2019.