Francesc Ganau, de 22 años, sufre una ceguera genética que solo le permite tener un 5% de visión y, pese a ello, ha quedado el primero de su promoción del grado de Biomedicina en la Universidad de Lleida (UdL). "Soy ciego. No puedo permitirme no formarme", dice.

"Lo que me ha motivado a estudiar es la alternativa: si una persona que no es ciega ya lo tiene difícil, imagínate yo", reconoce el estudiante leridano, que cree que si no se formara lo tendría "muy difícil" para ganarse la vida.

Ganau padece el síndrome de Stargardt, una enfermedad ocular hereditaria que se caracteriza por una degeneración macular, y aunque nació con la visión perfecta, a los cuatro años empezó a perderla. "En un año perdí un 90 por ciento de visión", recuerda Ganau, que puntualiza que el suyo es un caso muy severo porque habitualmente la enfermedad se empieza a desarrollar en la adolescencia y la pérdida de visión es menor.

Los avances en la investigación de la enfermedad reconoce que "van rápidos, aunque no tanto como desearíamos, porque aún no hay cura".

Ganau se reúne esta semana con el médico que le diagnosticó la enfermedad en el año 2008, en la ciudad de Nueva York, para hablar sobre los avances científicos alrededor del síndrome, una enfermedad rara que afecta a una de cada 10.000 personas. Para este joven, la vida para un ciego en Barcelona es complicada pero menos que en otros lugares.

Investigación

El recién licenciado en Biomedicina no tiene claro a qué se dedicará porque, aunque le gusta la investigación, hay otras salidas profesionales que le interesan.

Tanto Ganau como su hermana han desarrollado la enfermedad aunque no hay antecedentes en su familia, pero el científico explica que sus padres eran portadores de un gen correcto y uno incorrecto, y ambos heredaron el par incorrecto.

"Los ciegos no podemos llevar una vida normal en Cataluña", lamenta, pero aún así comenta que llevan una vida que "está bien" y "mejor" que en otros sitios.