La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS) acaba de implantar con éxito el neuroestimulador más pequeño del mundo en la médula espinal de dos pacientes con dolor crónico intratable. El CHUS es el único hospital gallego y uno de los cuatro españoles que ofrecen este tipo de terapia, que supone una revolución en el tratamiento del dolor crónico, una patología que sufre uno de cada cinco adultos en Europa, y que implica un gran impacto personal y social a quien lo sufre. El primer dispositivo fue implantado hace unas semanas en Valencia y el pasado día 29 de noviembre, la Unidad del Dolor de Santiago realizó el segundo y el tercer implante en toda España.

Javier Carceller y Pablo López Pais, especialistas de la Unidad del Dolor del hospital compostelano, son pioneros de este sistema de neuroestimulación, que consiste en la implantación quirúrgica de unos electrodos en la médula espinal y un generador que produce un estímulo eléctrico. Estos estímulos provocan una sensación de hormigueo (parestesias), que bloquea o mitiga la señal de dolor e impide que llegue al cerebro. Es una terapia reversible, mínimamente invasiva y con pocas complicaciones asociadas, empleada en pacientes en los que el tratamiento médico convencional no produce alivio.

Una de las novedades de este nuevo dispositivo es el tamaño de su neuroestimulador, pues se trata del más pequeño del mundo. Se ajusta automáticamente para administrar la dosis correcta en la localización exacta, ya que el objetivo del dolor cambia según la posición del cuerpo. Además, mejora la comunicación médico-paciente, al rastrear y compartir las actividades diarias, posiciones corporales y uso de la terapia, y dar a los médicos una visión objetiva de la movilidad y el progreso.

Otra ventaja es la compatibilidad con los equipos de resonancia magnética, pues este nuevo dispositivo permite el acceso más amplio a la herramienta de diagnóstico. Esto es significativo porque los estudios muestran que el 82% de los pacientes tratados con neuroestimulación necesitarán someterse a esta prueba dentro de los cinco años posteriores a la recepción de su implante.