En etapas evolutivas previas, las ballenas tenían dientes afilados, lo que sugiere que eran depredadores feroces, según un estudio publicado en 'Biology Letters'. "Parece que las ballenas nunca usaron sus dientes como un tamiz, y en su lugar desarrollaron su estrategia de filtro de alimentación después de que sus dientes ya se habían perdido", explica el couator del estudio Alistair Evans, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Monash.