Cuando Antonio Resines daba sus primeros pasos como actor, sin buscarlo en absoluto, el director Fernando Colomo le preguntó: "¿Cómo estás haciendo tantas películas?". Y Resines le respondió: "Tengo que aprovechar esta rachilla". Esa rachilla se ha prolongado durante cerca de cuarenta años y ha convertido al ganador del Goya por "La buena estrella" (1997) en uno de los actores más célebres de España. Ayer desgranó en el Club FARO algunas anécdotas sobre su vida y su filmografía, que ronda el centenar de títulos en la gran pantalla, aparte de series televisivas tan celebradas como "Los Serrano" y "Los ladrones van a la oficina".

"Salíamos en las películas porque nos lo pedían los amigos", contó Resines (Torrelavega, Cantabria, 1954), que estudió para abogado, quería producir películas y terminó siendo actor. Algunos de esos amigos de la adolescencia, como los fernandos Trueba y Colomo, ambos directores, aparecen en el vídeo promocional del libro que el actor ha escrito junto a Ana Pérez-Lorente: "Pa' habernos matao. Memorias de un calvo". En ese vídeo hablan también el crítico Carlos Boyero, otro amigo de Resines desde hace más de cuatro décadas; el actor Jesús Bonilla y la actriz Verónica Forqué, para quien "un compañero que te hace reír es lo mejor del mundo". Y hacer reír es lo que consigue el actor madrileño en sus memorias y lo que logró en la charla conducida por el periodista Rafa Valero.

"Hemos conseguido ser historia del cine español y como mínimo hemos hecho alguna cosa decente", comentó en tono jocoso el intérprete que debutó en 1980 con "Ópera prima", de Fernando Trueba. "He tenido la suerte de estar con gente que escribía, dirigía y actuaba muy bien -añadió-. ¿Que me parezco a los personajes que interpreto? Es que me dan historias que son así".

Filme de culto

Una de las películas que más más comentó fue "Amanece, que no es poco" (1989), de José Luis Cuerda, filme que con el paso del tiempo se ha convertido en un título de culto del cine español. Contó que durante el rodaje de un capítulo de "Los Serrano" escuchó algo que recitaban los actores Fran Perea y Verónica Sánchez en un descanso. "Me sonaba y no sabía lo que era. ¡Eran diálogos enteros de 'Amanece, que no es poco'! La película se convirtió en un auténtico fenómeno -recordó-. Tengo el orgullo de que las películas en las que he participado son clásicos. Bueno, no como los de John Ford, pero clásicos".

Habló también de "La colmena" (1982), la película de Mario Camus basada en la novela de Camilo José Cela. "Yo hacía de una especie de chapero con Rafael Alonso. Estaban todos los mejores actores y actrices del cine español: José Sacristán, José Luis López Vázquez, Concha Velasco... Fue un exitazo brutal".

En la serie "Los ladrones van a la oficina" (1993-1996) tuvo también la oportunidad de trabajar con actores de leyenda. "Aquello era como si a un ingeniero le dan la oportunidad de trabajar con Einstein durante tres años -comentó-. Hacía de mudo, por lo que no tenía que estudiar y me limitaba a observar y aprender. Estaban Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Agustín González... hasta Lola Flores". Contó que Fernando Fernán Gómez, después de tener que repetir una toma en la que subía unos escalones, exclamó con su proverbial carácter fuerte: "¡Estoy hasta los cojones de hacer películas de acción!".

Dijo que al teatro llegó "tarde", en 1989, y que lo pasa fatal en el escenario: "Veo que mis compañeros pueden fallar. La primera vez que hice teatro me equivoqué y me volví para adentro. El director me dijo que ni se me ocurriera hacer eso, ni aunque se muriese mi madre". Durante la representación de "Miles gloriosus", de Plauto, en el Teatro romano de Sagunto, le salió disparado el filo de la espada al sacarla. "¡Casi mato a alguien!", dijo.

No se olvidó de "La buena estrella" (1997), drama de Ricardo Franco por el que ganó el Goya al mejor actor. "Las comedias no son casi nunca premiadas -lamentó-. Parece que solo se valora que logres emocionar, cuando la risa es también una emoción". Durante el rodaje de "La niña de tus ojos" (1998) en Praga, Jorge Sanz y él se dieron cuenta de que Santiago Segura era más famoso que ellos porque unos turistas españoles pasaron de largo. Se perdió el rodaje de "Alatriste" (2006, su papel lo hizo Eduard Fernández) por culpa de un accidente de moto, aunque apareció en la batalla final.