Han llegado de todas las latitudes del mundo. Los más, desde Galicia. Pero también desde Polonia, Estados Unidos, Francia... Algunos iniciaron el viaje el miércoles y otros han ido arribando de mañana. Aún quedan rezagados por aterrizar, con el tiempo justo. Van descendiendo de la tripa de los aviones, aunque los hay que han devorado asfalto en furgoneta. Se reúnen en Exchange Square y Shambles Square, plazas coquetas junto a la catedral; un cogollo de piedra y madera entre el espigal de acero que es Mánchester. Quizás algunos se reconozcan de repente entre la multitud. Pero incluso los desconocidos se sienten familia y brindan. El Celta los hermana en su regazo.
"Gente de Mánchester, no se confundan con nuestros colores celestes. Hoy no es su derbi. Hoy es el día de nuestra remontada", bromea el gestor de la cuenta de Twitter del Celta. Varios seguidores del United le replican con sorna: "No podríamos confundirnos. El City no tiene tantos seguidores". La multitud brama sus canciones y bota alborozada, en bucle.
En el Manchester Evening News titulan que "cientos de seguidores están disfrutando del sol en Shambles Square"; "sintiéndose en casa bajo el glorioso sol", detallan después en la información. El partido ha coincidido con el "día más caluroso del año de largo". El sol no aguardaba al celtismo. Lo ha acompañado desde Vigo, ocultando con nubes su marcha. La hinchada gallega le ha anticipado el verano a Inglaterra.
Es una calidez igualmente interna, en el trasiego de las cervezas y las sonrisas. Los lugareños conviven con los visitantes. Por la zona pasean varios policías, vestidos con petos apropiadamente celestes. Un vigués relata su diálogo en inglés con uno de ellos.
- ¿Eres aficionado del City?
- Soy aficionado del Celta de Vigo.
El periodista Chris Slater revela que la policía de la ciudad ha catalogado al celtismo como "probablemente la afición con mejor comportamiento de Europa". El ruido, dirán, es su único peligro. Los ángeles celestiales y los diablos rojos bailan juntos. Así debió ser el paraíso antes del pecado original. Un aliento de esperanza en tiempos del Brexit.
