El retamo espinoso, uno de los arbustos más conocidos del paisaje gallego, más conocido como toxo, se ha convertido en una especie invasora en los cerros orientales de Bogotá y el altiplano cundiboyacense. El retamo espinoso está incluido en la lista "Cien de las especies exóticas invasoras más dañinas del Mundo" de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Esta planta, que llegó al país latinoamericano para combatir la erosión del terreno se ha convertido en un importante problema medioambiental de difícil control, ya que sus características biológicas hace que prolifere rápidamente.

Por ello, este arbusto, cuyo nombre científico es Ulex europaeus, mantiene en jaque a los campesimos de Páramo de Sumapaz, en la región colombiana de Cundinamarca, a 120 kilómetros al sur de la capital, Bogotá. En un reportaje emitido en la televisión local, los habitantes de esta zona explican que un funcionario trajo los primeros ejemplares de esta planta para bordear un acueducto de nueva construcción.

"Mi papa dice que lo trajero para hacer cercas vivas pero nunca pensaron que iba a traer un mal tan grande, tan grande", se lamenta la campesina María Gómez.

El problema del toxo es que consume mucha agua y ahoga los frailejones, una especie local que apenas crece un centímetro cada año y cuya función es recoger agua. "Si no nos ponen atención vamos a perder todo, páramos y todo porque esta mata no deja ni siquiera agua", advierten.