La astrofísica confiesa que vivir el descubrimiento del TRAPPIST-1 desde dentro de la NASA fue "muy emocionante ya que no se conocía un sistema solar así, y los primeras indicios apuntan a que son planetas rocosos de tamaño parecido a la Tierra y como la estrella es más fría que el Sol, con posibilidad de tener agua líquida".

Considera que para la NASA un orgullo que su telescopio espacial "Spitzer" hiciera los últimos descubrimientos de este nuevo sistema solar y pone en valor la colaboración y apoyo de científicos de otros observatorios, como el de Chile en este caso, ya que, sostiene, "estas colaboraciones son siempre muy importantes".

"Te anima a continuar aprendiendo más del universo que nos rodea y te hace sentir que estamos al borde de nuevos descubrimientos muy importantes y que todo el trabajo que hacemos para avanzar en la ciencia merece la pena", celebra Vila, quien pone el foco en la dificultad de la técnica empleada para descubrir estos planetas: "Una de las técnicas es la de ocultación. Observas la luz de una estrella y ves cuando baja un poquito porque está pasando un planeta por delante. Es muy difícil porque la estrella brilla mucho, o sea que requiere mucha precisión en los datos. El hecho de que podamos hacerlo tan bien ahora es un crédito a la inteligencia y perseverancia humana".