La escritora Elena Gallego, artífice de la saga Dragal, participó ayer en el acto de homenaje a Rosalía de Castro que celebró la Diputación de Pontevedra, que declaró el 24 de febrero Día de Rosalía de manera institucional, recitando un poema del una primera edición de "Follas Novas" que compró en Argentina.

Gallego acudió como invitada a la Feria del Libro de Buenos Aires el año pasado y aprovechó su viaje para 'investigar' los tesoros de las librerías de viejo que se acumulan en la ciudad. "Allí hay muchísimas librerías de segunda mano y yo iba preguntando si tenían libros en gallego en cada una que entraba. Y resultó que en una tienda de libros viejos y de ocasión, donde tenían cientos de libros apilados en cajas, me encontré varios en gallego prácticamente escondidos", recuerda la autora.

Entre esos libros descubrió una primera edición de "Follas Novas" muy especial. "El libro estaba hecho un desastre, nadie se habría fijado en él, pero nada más abrirlo ya vi que era una edición muy antigua y que contaba con el prólogo que le escribió Emilio Castelar", cuenta Gallego. En ese extenso preludio a los versos de Rosalía, Castelar se refiere a ella como "un astro de primera magnitud" de las letras españolas. "Además, el libro cuenta con una texto manuscrito firmado en 1996 en el que se puede leer que el libro se lo regaló a la persona que escribe su primo Valentín Cal Sánchez, y dice a continuación 'aún acompaña mi vida", describe la escritora.

El Pazo Provincial de Pontevedra acogió el recital de ayer, en el que también participó la presidenta Carmela Silva. Gallego lo tuvo fácil para escoger el poema que declamar puesto que ese libro que se llevó de Buenos Aires en la maleta cruzando el Atlántico tenía un clavel marcando precisamente la página del poema "Eu levo unha pena".

"Es una maravilla que sigan apareciendo tesoros como este. Me hace especial ilusión porque me permite leer a Rosalía sin filtros, sin traducciones; ver exactamente cómo escribió ella con lo que ahora consideraríamos faltas de ortografía", apunta.

La periodista destaca que el valor monetario del libro no le importa, tampoco en aquel establecimiento de Buenos Aires se daban cuenta de lo que tenían, pero este ejemplar es un tesoro para alguien que volvió de su viaje a Argentina cargada de libros de viejo.